Historia comprimida del moreirazo: Moreira y sus colaboradores endeudan hasta por $35,000 millones a Coahuila, el periódico Reforma informa de estos hechos y cuestiona la forma en que se realizaron, se levanta una protesta generalizada, Reforma informa que utilizaron documentos falsos para contraer deuda, Moreira se defiende, Peña Nieto lo defiende y lo aguanta hasta que ya no puede, Moreira renuncia la presidencia del PRI, un ciudadano solicita información sobre el asunto, le contestan que la información está clasificada por 18 años, el IFAI dice hoy 15.12.2011 a SHCP que esa información no puede estar clasificada y que deberán abrirse los expedientes.
En este asunto están en juego dos cuestiones principales (una enorme, el monto de la deuda; otra gigantesca, la confianza del pueblo en las instituciones) y un asunto menor, comparativamente hablando: la suerte de Moreira y sus secuaces.
Aunque la suma es enorme, es mucho mayor el problema de la confianza. Toda estructura social se basa en última instancia en un pacto de confianza o en una autoridad despótica; hay gradaciones en la confianza y en el autoritarismo, naturalmente. El máximo de la confianza es esa democracia ideal en que los ciudadanos participan y los gobernantes no roban, el ejemplo del autoritarismo podría ser la Rusia soviética. En medio está México, que ni es un país completamente democrático pero tampoco es una dictadura.
En este contexto, el problema de esa deuda tiene que ver con la confianza que los ciudadanos podemos tener en conocer con quiénes se han endeudado nuestros gobernantes, y qué hicieron con el dinero. ¿Por qué queremos conocer? Porque es el dinero del gobierno, es decir, nuestro dinero, y son las deudas del gobierno, que a la larga las pagamos los ciudadanos. Moreira endeudó a Coahuila en nombre de los coahuilenses, no lo hizo a título personal. Usando su autoridad como gobernador, realizó o delegó esa función, y el pueblo de Coahuila tiene derecho a saber los detalles. Porque el manejo del presupuesto y la deuda de un estado o del país no puede ser algo que deba permanecer tapado, y porque en el manejo de asuntos oficiales deben utilizarse documentos legítimos.
En la consumación del moreirazo intervinieron tres actores: funcionarios de Coahuila, funcionarios de Hacienda, ejecutivos bancarios. La responsabilidad de presentar la documentación completa y correcta es del gobierno, así que en principio el banco no sería un cómplice sino un defraudado más. El recurso que utilizaron los interesados para tapar el problema (declarar “clasificado” al expediente) es añadir insulto a la ofensa, puesto que después de comprometer a ese grado las finanzas de Coahuila, trataron de tapar el sol con un dedo, literalmente hablando, tapando la información. En términos coloquiales, es una chicana.
La confianza de los mexicanos en las instituciones ha ido sembrando de cadáveres, poco a poco, prácticamente a todas las instituciones de este país. No únicamente las que proporcionan algún servicio directo a la comunidad (las policías, por ejemplo), sino también aquellas cuyo objetivo es la representación directa de los ciudadanos (diputados y senadores) y aquellas que representan los mejores intereses de la nación, como el IFE. Hay un refrán que oí hace muchos años: no hay que meterse ni con el Ejército ni con la Virgen de Guadalupe, en el sentido de que son conceptos en los que la mayoría del pueblo cree y no hay por qué atacarlos. A mí me parece que actualmente, de parte del gobierno, el Ejército y la Armada son de los poquísimos supervivientes en esta mortandad de instituciones, víctimas de la falta de confianza de los ciudadanos. En el camino quedaron el IFE, las procuradurías, muchos gobiernos estatales, la SEP, las finanzas de PEMEX, el FOBAPROA, y prácticamente cualquier declaración oficial que haga un funcionario público.
La decisión del IFAI es oxígeno para esa institución. Usted que me ha leído sabe que no me gusta darle muchas vueltas a las cosas, y en este caso, si el IFAI hubiera aprobado el status de clasificado para el moreirazo, significaría tanto como otorgar licencia para robar. De ahí en adelante, cualquier gobernador puede endeudar como le venga en gana  a su Estado, cuando aparezca el problema declara que todo está clasificado, y dentro de 12 años a ver quién se acuerda de resucitar esa historia, con los problemas que habrá entonces.
El IFAI ha tomado esa decisión en medio de muchas presiones, que pueden ser ofertas de soborno e inclusive amenazas, pero ha obrado correctamente. Este instituto es uno de esos lugares, como la Suprema Corte, en donde de vez en cuando se les pone entre la espada y la pared, en este caso abrir la puerta para que aparezca la suciedad oculta en esos expedientes, o pretender mantener una tranquilidad pública ignorando el hecho.
La razón que había dado SHCP para clasificar la información es peregrina: se dañaría la confianza pública en las instituciones financieras. El problema es exactamente al revés: lo que mató la confianza de los coahuilenses es enterarse de lo que deben, lo que mata la confianza del mexicano es saber que las autoridades están tapando una fosa séptica, en vez de limpiarla. En este caso el problema no son las instituciones financieras, sino el gobierno de Coahuila y algunos funcionarios de SHCP, y lo que nos enoja al resto de los mexicanos (los que no somos del PRI) es que quieren echarle tierra al asunto utilizando un argumento absurdo.
Un factor determinante en la historia este asunto ha sido la difusión de la información, partiendo de los medios establecidos como periódicos, radios y revistas, apoyados por los medios electrónicos, y difundidos masivamente en las redes sociales y en la correspondencia entre individuos. México y el mundo viven una situación que nunca se había presentado en la historia: información masiva y al alcance de todos. Hubo una época en que los gobiernos le podían echar tierra a cuestiones difíciles y se enteraban solamente unos cuantos de los problemas, unos cuantos que podrían ser convenientemente silenciados. Esa época ya pasó. Hoy usted me lee y si le parece importante este artículo o cualquier cosa que aparece en el periódico, tan simple como copiar y pegar un párrafo del internet, y enviarlo más adelante.
Los ciudadanos que con estos granitos de arena difundimos información importante somos como los habitantes de Liliput, que pudieron sujetar al gigante Gulliver con miles de pequeños hilos. Hace 20 años, en el siguiente nivel después del Presidente, estaba el Presidente del PRI. Hoy ha caído es gigante antiguo, gracias a que se dio a conocer un problema que es de Coahuila pero afecta la confianza de todos los mexicanos, y gracias a que muchos mexicanos dimos a conocer nuestra opinión.
Dice Carlos Fuentes que México tiene problemas muy grandes y política muy pequeña, y que algo tiene que cambiar. Él señala las próximas elecciones como el momento de ese cambio. Coincido con él en todo, y añado: cambiar y mejorar son cosas diferentes. Es posible que en 2012 el voto popular (o el voto no ejercido) sea realizado por los ciudadanos como un mero ritual, y que los ganadores interpreten el desinterés ciudadano como licencia para hacer lo que quieran. Veo solamente dos maneras de impedir que los elegidos asuman que han recibido una patente de corso para desgobernar:
1)      Razonar nuestro voto y ejercerlo, incluyendo si usted desea, la opción del voto anulado.
2)      Participar en las discusiones públicas. No es indispensable ir a mítines, usted dispone de los medios electrónicos: puede escribirle a su diputado y a su senador (al plurinominal no, porque le dirá que no lo representa a usted), puede escribir comentarios en los diarios electrónicos, puede copiar mi artículo y mandarlo a sus amigos, puede escribir un comentario en mi sitio.
Recuerde usted que esta historia de la pérdida de confianza en las instituciones empezó porque los ciudadanos dejamos de interesarnos en las instituciones, es decir, dejamos de participar.
Este es apenas el primer capítulo del moreirazo. Todavía falta ver en qué se gastaron ese dinero.

Comentarios

Confianza en las instituciones — 1 comentario

  1. Me dá gusto que un político corrupto como el ex gobernador de Coahuila Moreira, reciba un merecido escarmiento, no dudo que ese dinero que “gastó” en su estado, además de engrosar sus arcas personales, se haya ido a la campaña política del partido de Peña Nieto….ojalá que se siguieran otros procesos a otros ex gobernadores como: el de Oaxaca, Veracruz, el ex gober precioso, incluso el del ex del edo de Méx: el mismisimo Peña Nieto y su antecesor Montiel, y el de tantos otros ex priistas y también panistas como el ex de Aguascalientes Luis Armando Reynoso Femat….los mexicanos no nos merecemos eso…anularemos el voto para la próxima elección de diputados y senadores plurinominales….Saludos

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