Este es un libro que ha venido madurando a través de las ediciones; la primera fue publicada en 1972, antes de la muerte de Mao, cuando el bloque socialista representaba para los Estados Unidos y sus aliados el peligro extremo de que chinos y rusos olvidaran sus diferencias y se unieran frente al capitalismo. Toda la modernidad china, el cambio radical operado en el país a partir de 1978 alcanzó espacio en esta nueva edición, pero la proporción más grande todavía está detrás de esa fecha.
Se trata de una obra escrita por un gran conocedor de China, que puede documentar lo mismo la geografía que los movimientos sociales, el arte, la vida en palacio, en cualquiera de las épocas es esa larga historia. Se encuentra apoyada con muchas ilustraciones, diagramas, mapas, estadísticas y fotografías, en una presentación más bien austera, no hay láminas ni fotos en color. Es una obra escrita por un especialista; el estilo de página tras página llenas de texto (muy apretado: 47 líneas x 77 caracteres = 3619 caracteres en una página; un estándar está entre 2000 y 2500 por página) es una invitación a la consulta ocasional más que a la lectura completa. Como obra de referencia es muy buena, ya que todos los milenios de historia china están abordados y pormenorizados.
Hay análisis y comparaciones entre lo sucedido en China y en el mundo occidental con respecto a un mismo fenómeno. Un buen ejemplo s la imprenta, que por separado la conocieron los chinos y los europeos, pero en Europa representó una revolución que transformó la vida y aceleró la difusión de la cultura y los avances científicos (fue una de las razones importantes para que ocurriera el Renacimiento) pero en China no fue una revolución. El autor hace un análisis y da sus razones para que esto sucediera así: el papel se conocía desde mucho tiempo atrás, la imprenta estuvo ocupada en trabajos de xilografía durante varios siglos (planchas de madera, labradas, una por cada página), y la imprenta de tipos móviles en China tenía y tiene un problema de entrada: muchos miles de símbolos, contra unos 50 en las lenguas europeas, que son suficientes para imprimir la mayoría de los libros en inglés o en español. Gernet documenta esto con lujo de detalle, con nombres propios, lugares y fechas, en un estilo que conserva a lo largo de todo el libro, y que es muy atractivo cuando el lector está interesado en un tema particular pero vuelve pesada la lectura de el libro completo.
Una conjetura que les atrae a los historiadores es: qué hubiera pasado si China se hubiera lanzado a los mares como lo hicieron los europeos. En las páginas 292-294 el autor da una respuesta indirecta, al detallar las actividades de la navegación en alta mar en los siglos en que se dieron los grandes avances marítimos europeos, alrededor de 1400. En resumen, se lee que había suficiente comercio con los pueblos vecinos al sur y al suroeste de China, que volvió innecesaria la exploración del Océano Pacífico, y menciona al paso las circunstancias políticas, la decisión del gobernante en turno de hacerlo así y no de otra manera.
En resumen, se trata de una obra muy recomendable si usted quiere conocer a detalle cualquier aspecto de la historia china. La edición es cuidadosa, con buen papel, encuadernación sólida y aspectos gráficos de una calidad aceptable.
Jacques Gernet
El mundo chino
Crítica, Barcelona 2005.
724 páginas.
Traducción al español: Dolors Folch
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