Una noche de mayo de 2014 se presenta John M. Doe como invitado en el night show más importante de Kiev, a cargo del conductor Taras V. Shevchenko. Mr. Doe, rosado y redondo, con la sonrisa a flor de piel y mostrando una dentadura perfectamente restaurada, apenas deja ver su nerviosismo ante la inminencia de la entrevista; su propio porvenir político y la imagen de la república están en su manos. Ha sido bien asesorado y para confortarlo, sus patrocinadores le aseguran que en el evento únicamente le harán preguntas que podrán ser calificadas de balas de salva.
Shevchenko, superviviente de varios regímenes convulsivos en su país, también está asesorado y preve una noche importante, ya que su show ha sido tradicionalmente un barómetro de la opinión pública que indica, mucho mejor que las declaraciones oficiales, hacia dónde se encamina el país; rumores hay de que la plaza de Maidán se formó a partir de una de sus entrevistas. Todavía no está seguro de aceptar un trato informal del visitante, permitiéndole que le llame “Taras”, o preferir una manera más distante, lo que le crearía problemas porque no sabe si utilizar el término pan o gospodin: ambos significan mister pero el primero es claramente polaco y el otro… bueno, es igual al equivalente ruso y Shevchenko aún no sabe hacia qué lado se inclinará finalmente el país. Contra las reglas de etiqueta, se decide por hablar de tú al visitante y referirse a él como John.
El show se abre con una gran fanfarria. Shevchenko está sentado en un cómodo sillón y anuncia al público que ahora tendrán el visitante más importante desde que Nikita Khrushev viajó a Ucrania en 1952 para informarles que Crimea ya era parte de su país. El reflector crea un círculo de luz en el lado izquierdo del escenario, donde aparece una figura impecablemente vestida, sonriente y saludando; quizá se advierte también en él un poco de impaciencia por estar ya sentado frente al público y poder mostrar el listón en su solapa izquierda con los colores nacionales, azul y amarillo. Extiende su mano dos metros antes de llegar a su sillón, sorprendiendo con esta maniobra a Shevchenko, quien se ve obligado a pararse y estrechar la mano que se le ofrece.
“Te doy la bienvenida a Noches de Kiev, nuestro gran show” lo saluda el conductor; se sientan los dos y luego, dirigiéndose al público, continúa: “Está con nosotros Mr. John M. Doe, Embajador de Buena Voluntad de los Estados Unidos de América ante la Fracturada República de Ucrania. ¡Un aplauso para nuestro visitante y amigo!”
Ovaciones en el sector derecho de la sala acompañan al visitante mientras se acomoda a su gusto en el sillón que le han preparado.
“Muchas gracias, Taras” contesta exhibiendo una sonrisa que provoca orgullo en su dentista. “Estoy muy emocionado…, excitado, podría decir, de encontrarme contigo y con tu gran público esta noche.”
“Te doy la más cálida bienvenida en nuestro show, el más importante en el país. Dime, John: en los últimos meses hemos sido honrados con visitas de altos personajes norteamericanos: John Kerry, el vicepresidente Joe Biden, hasta el director de la CIA John Brennan estuvo con nosotros; ¿qué nos puedes decir de aquellas visitas, mejor aún: qué nos dices de tu propia presencia en Ucrania?”
“En mi país pensamos que las relaciones entre los pueblos deben ser de amistad y colaboración, por esa razón es que yo, un simple ciudadano sin cargo oficial, vengo ahora en misión de buena voluntad, después de que altos funcionarios también han venido.”
“Pero tengo una duda, ¿a qué vino el director de la CIA? Según sé, inclusive sus vacaciones las hace de incógnito para no provocar suspicacias, pero en cambio, aquí llega con su nombre y nombramiento a hablar con los más altos funcionarios.”
“Él vino como ciudadano norteamericano, a expresar su solidaridad con Ucrania. Lo mismo que yo, que no tengo a mi cargo ninguna agencia, lamentablemente…” sonríe esperando la respuesta a su broma, y sigue: “yo también vengo, explícitamente, a traer un mensaje de colaboración entre nuestros pueblos.”
“Bueno, también interesante recibir personajes que no dirijan la CIA, pero te pregunto: ¿vienes entonces como un simple turista?
“No exactamente así… no, definitivamente no, mi misión es traer un mensaje de buena voluntad del pueblo de los Estados Unidos.” Su respuesta sigue sin convencer al sector izquierdo, que no alcanza a imaginar un embajador sin nombramiento alguno.
“Entonces, tu misión es oficial, y tiene un título: embajador.” Shevchenko ha encontrado sin querer una veta de noticia en el ciudadano embajador; se queda un momento callado, calculando el rumbo de la entrevista, finalmente puede más su instinto de periodista que el riesgo laboral, y le pregunta directamente quién lo ha enviado.
“El Presidente mismo me ha pedido que hable con líderes de opinión, ya que el ala Este del Parlamento Ucraniano está vacía, para demostrar el interés de nuestro país por el bienestar de ustedes. Queremos promover los valores de libertad y democracia y el interés de todos en el libre mercado, por el bienestar de este país.” Provoca un murmullo de aceptación en parte de la audiencia, y voces de incredulidad en la otra parte.
“Espera, John, tengo aquí una pregunta del público… dice que si tú conoces a un cierto Mr. Hunter Biden, el nombre me suena. ¿Es alguna amistad tuya?”
“Es hijo del Vicepresidente Joe Biden. Personalmente no lo conozco, pero sé que estudió en Yale y que ha tenido varios puestos de perfil alto en la banca.”
“Alguien preguntó aquí, pero no me explican por qué… a ver, sí, aquí dicen que acaba de llegar a Ucrania, creo que venía en el mismo avión que tú.”
“El avión era un Jumbo 747, no alcancé a saludar a todos. La experiencia de Mr. Biden le ha ganado el nombramiento de Director Jurídico de Burisma Holdings Ltd., una firma local.”
“Sí, esa la conocemos bien, es la empresa más grande en Ucrania que produce gas. Es una gran coincidencia, ¿verdad? Que Hunter Biden haya sido nombrado directivo de la compañía.”
“Yo no lo llamaría coincidencia, sino resultado de sus méritos personales. Ha sido consejero y accionista de varias firmas importantes en mi país. Además, es profesor asistente en Georgetown.”
“No, me refería a que es hijo del vicepresidente… a ver, aquí tengo una nota de Mr. Devon Archer, el Presidente de Burisma, quien confirma que Hunter Biden fue elegido por sus méritos profesionales. Es reconfortante saber que nos están llegando los mejores talentos, pero me resulta más curioso aún, dos altos directivos norteamericanos en una firma tan importante. ¿Qué nos puedes comentar?”
“Yo lo veo como una muestra del interés norteamericano en colaborar con la industria ucraniana, ahora que tienen un gobierno legítimo y que está consciente del pasado europeo de Ucrania.”
“¿Pasado europeo? No me queda muy claro qué significa esto… ¿quizá es que los Montes Urales, el límite de Europa, están muchas millas hacia el Este? Porque según recuerdo, Kiev es la ciudad de donde surgió la Gran Rus, y de ahí salieron tanto Ucrania como Rusia.”
“Nosotros creemos firmemente en los valores democráticos, y por eso nuestros aliados europeos los predican con el ejemplo. Los pasos que espontáneamente ha dado el pueblo de Ucrania van en esa dirección.”
Simultáneamente se oyen vítores y abucheos en la galería.
“¿A cuáles te refieres? Porque los de Kiev dicen una cosa, y las fotografías que hemos visto en Donetsk y en el Este parece que prefieren a Rusia.”
“Esos son claramente manipulados por los rusos. Las únicas manifestaciones genuinamente populares son, en mi opinión, las que ha habido en la Plaza Maidán.”
“Me pide una persona del público tu opinión sobre la sugerencia que hizo el Vicepresidente Joe Biden de volver a Ucrania más independiente en materia de gas, no depender tanto de los rusos…”
John M. Doe no espera a oír toda la pregunta, e interviene apresurado: “Por supuesto: nuestro país sería feliz si todos los pueblos de la tierra fueran capaces de tener sus propias fuentes de energía.”
“… y también pregunta si no se ve como oportunista el nombramiento de su hijo, Hunter Biden, como director en una empresa energética.”
“Yo no lo llamaría oportunista, sino aprovechamiento de un país local de la gran experiencia norteamericana en manejo de negocios y creación de riqueza.”
A pesar de la línea oficial de su canal de tv, Shevchenko abre los ojos con incredulidad; guarda silencio un segundo eterno, pero se repone y continúa.
“Yo comparto tu opinión y agradezco esa colaboración en nombre de mis compatriotas, pero me parece de mal gusto que la noticia aparezca justo después de que unos cuantos terroristas, como dice el gobierno, han sido rostizados en Odessa, arrojando gasolina. También dicen que en el edificio quemado apareció una mujer embarazada, que no murió por el incendio sino ahorcada con un cordón eléctrico.”
“Ejem… esos incidentes son lamentables, pero no tienen nada que ver con la nueva posición de Mr. Biden…, el hijo, naturalmente…” Los abucheos crecen, casi no lo dejan terminar, “… yo los llamaría exceso de celo de las fuerzas del orden.”
“Aquí leo que Hunter Biden ha sido miembro de Rosemont Seneca Partners, una firma que hace lobbying en los Estados Unidos. ¿Podrás explicarnos qué es lobbying?”
“Algunas empresas norteamericanas consideran que es conveniente tener quien las represente ante los representantes populares, por así decirlo. Es una manera de dar una opinión empresarial a los diputados y senadores, para que estén informados y puedan tomar las mejores decisiones al momento de crear las leyes. Las empresas de lobbying concentran la opinión empresarial y la presentan ante los legisladores.”
“Pero sin ánimo de influir en ellos, ¿verdad?”
“Claro que no, se sencillamente pasar una opinión de quien la emite a quien la recibe.” Lo dice con la cara que ponía Bill Clinton cuando le preguntaban por Mónica Lewinsky.
“Creo que los ucranianos tenemos mucho que aprender de ustedes… aquí teníamos a la presidenta Julia Timoshenko que participaba directamente en la industria energética…, bueno, ustedes tuvieron también a Bush padre e hijo, ambos con intereses petroleros; es claro que todavía nos falta camino por recorrer. Pero regresando al lobbying, ¿cómo percibe la opinión norteamericana la presencia de esas firmas? ¿Es políticamente correcto que las corporaciones influyan en las decisiones de los legisladores?”
“Es una libertad consagrada en la Primera Enmienda, expresar públicamente la opinión; por lo tanto, no tiene nada de malo, porque nuestra Suprema Corte determinó que una opinión puede expresarse mediante contribuciones financieras. Por otro lado, respondiendo la segunda pregunta, la mayoría de la gente norteamericana vive razonablemente feliz, y además tienen a la industria del entertainment para distraerse. Para los más ambiciosos, esas firmas de lobbying son una meca, porque pagan muy bien.”
El sector derecho ruge, lleno de esperanzas.
“El público me pregunta por algún ejemplo de esas firmas, cómo han influido en un asunto relacionado con Ucrania… en la industria energética, de preferencia.”
“Oh, no había pensado en eso… pero sí, tenemos por ejemplo un futuro extraordinario en el gas shale, pensando en el vetas de energía todavía no exploradas. La industria intenta hacerles ver a los legisladores la conveniencia de explotar nuestros grandes yacimientos de ese gas.”
“Pero según yo sé, para explotar el gas shale hay que usar enormes cantidades de agua para fracturar las rocas en donde está almacenado el gas, y eso contamina el suelo. Entiendo que los norteamericanos han demostrado oposición a ese proyecto.”
“Naturalmente, la Primera Enmienda les permite expresarse. Pero yo insisto que es algo que hay que perseguir hasta volverlo un neg… perdón, hasta volverlo productivo, el gas shale, y Ucrania tiene grandes yacimientos.”
“Sí, precisamente en el Este, que ya se declararon independientes. Yo me atrevo a pensar que Estados Unidos quiere experimentar con el gas shale en territorio ucraniano, antes de hacerlo en su propio suelo y arriesgar contaminación de sus propios ríos y pozos.”
El lado izquierdo de la sala aclama al conductor. El silencio se hace, esperando la respuesta.
“De ninguna manera, porque Hunter Biden llega a ese puesto como ciudadano privado, sin apoyo de ningún funcionario, en particular de su padre.”
“El público pregunta si la oleada de norteamericanos que hemos visto en Ucrania los últimos meses tienen algo que ver con Maidán.”
“Por supuesto que no, ese fue un levantamiento popular. Te lo afirmo así porque yo mismo tengo antepasados en esta parte del mundo y he platicado con ellos.”
“Sí, estoy enterado que tu bisabuelo emigró desde Anatevka, pero difícilmente podrías hablar con tus antepasados, en todo caso, con tus familiares. De cualquier manera, Anatevka está en Rusia, ¿no es así? ¿Es por esta razón que hablas ruso y no ucraniano?”
Un poco mosqueado porque su dominio del ruso es hoy en día políticamente incorrecto en Ucrania, Mr. Doe contesta, defendiéndose.
“Entiende, Taras, han pasado muchas generaciones en otro suelo, uno tiende a asimilarse al lugar donde vive… yo diría que mi caso es extraordinario en mi país, puesto que también hablo ruso además de inglés.”
“No importa, aquí ya no es delito hablar ruso en público, hasta la extrema derecha te entiende. Además eres ciudadano del mundo, porque hablas inglés…, sí lo comprendo perfectamente. Gracias por acompañarnos, John. Te deseamos éxito en tu encargo oficial.”
Una señal de alivio se distingue a través de las gotas de sudor en la frente de John M. Doe.
Entre el público, la discusión se ha acalorado, y planean continuarla en la Plaza de Maidán.
N.B. Cualquier semejanza con hechos o personajes reales podrá ser investigada en las fuentes periodísticas.
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