Cuando insultaban al Buda –algunos pretenden que se trataba de Confucio- los discípulos lo instaban a mudarse a otro lado. En esas ocasiones el Maestro les contaba que una lechuza se había hecho amiga de una paloma, y se quejaba de que la gente la atacaba porque no les gustaba su canto, lo confundían con un mal presagio; algunos hasta se espantaban al oírla en la noche.
“Voy a irme a vivir a otro lado” decía la lechuza.
“¿Y a dónde te irás? Gente que tú no conoces ni ha escuchado tu canto lo oirá, sentirá lo mismo que aquí y te rechazará. Si puedes cambiar tu canto, vete a donde quieras. Si no puedes hacerlo, quédate e ignora a la gente porque no saben apreciarte.”
Y la lechuza entendía por unos pocos días que este mundo hay que compartirlo con quien lo ve de manera diferente.
“Aprende a apreciar tu canto. A mí me gusta y no me espanta” decía la paloma.
Fuente:
Leí la mitad de esta historia en 101 cuentos clásicos de la China, recopilados por Chang Shiru y Ramiro Calle.
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