Un antiguo barco pesquero, en el fondo de lo que fue el Mar de Aral. (Foto propiedad de Staecker)

 

1-El desastre del Mar de Aral

Después de la guerra, las mayores estupideces del hombre son contra el medio ambiente: basura, contaminación, acabar con la capa de ozono, etc. La mayoría son acciones individuales que deterioran el medio ambiente en pequeña escala, pero unas pocas, como los incendios forestales, la rotura de un pozo petrolero en el Golfo de México o el derrame de crudo por un buque petrolero encallado (el Exxon Valdez en Alaska, 1989), son historias de desastre sin necesidad de colaboración.

La peor de todas, con mucha ventaja, es la casi desaparición del Mar de Aral. En 1960 era el cuarto mar interior más grande el mundo (68,000 km2), situado en Asia Central, al norte de Irán y Afganistán, en medio de una inmensa llanura: cerca de 2 millones de km2 que serían totalmente desierto si no fuera por dos ríos que nacen en las orillas de la cima del mundo (relativamente cerca del Himalaya) y que desembocaban en el Mar de Aral. Estos rías creaban el Mar de Aral, porque eran las únicas fuentes de agua que tenía.

Con el fin de dimensionar ese mar, mencionaré que su superficie era semejante a la del estado de Nuevo León, y un poco menor que Veracruz. Si anda mal en geografía, no se apure: imagine una alberca cuadrada de 260 km de largo (la distancia de Aguascalientes a Querétaro), ese era el Mar de Aral. El estado de Aguascalientes tiene 5650km2, cabe 12 veces en ese mar. Si comparamos volúmenes, el Mar de Aral era en 1960 el equivalente a 3235 veces la Presa Calles. La cuenca de estos dos ríos es una zona del tamaño de Argentina o México, aproximadamente 2 millones de km2.

Como el chorro de voz de Pedro Infante, de aquel mar quedó un chisguete: ahora está dividido en Norte y Sur, y la superficie total es unos 6,600 km2, es decir, se ha reducido 10 veces de superficie y unas 50 veces en volumen.

Todos sabemos que el agua es vida; imaginemos ahora que en 60,000 km2, en vez de agua tenemos un desierto. Ese es el tamaño de la catástrofe. Imagine a Veracruz convertido en un desierto.

 

2-Orígenes del desastre

Los ríos Amu Darya y Syr Darya son los que una vez llevaron agua al Mar de Aral. Nacen con los deshielos de primavera en las montañas que están en la frontera de India, China y Afganistán. Bajan hasta tierras planas, y recorren más de 2000 km para desembocar en el Aral. Esa gran llanura, que se extiende entre el Mar Caspio y las montañas donde nacen los ríos sería totalmente desértica si no fuera por esos dos ríos, ya que casi no llueve. El cauce de los ríos es navegable y desde la antigüedad se había aprovechado, en pequeña escala, para regar tierras a su alrededor, conservando al Aral en una situación de equilibrio durante muchos siglos.

Desde la antigüedad, el Mar de Aral se convirtió lugar de pesca, para especies de agua salada. Hacia 1960 daba empleo a unas 50,000 personas, producía pescado para surtir a los países vecinos. Se hicieron varias ciudades a su alrededor, una en su extremo norte, que se llama Aral. El agua de los ríos y la del mar producían filtraciones al subsuelo, y en todos los alrededores del mar, hasta cientos de kilómetros, podía extraerse agua de pozos. Se producían muchos cultivos (remolacha, algodón, tabaco) y había pasto suficiente para alimentar al ganado.

En 1960 las autoridades soviéticas decidieron que querían volverse una potencia productora de algodón y decidieron aprovechar todo lo que se pudiera de las aguas de los dos ríos para canalizar y regar las llanuras a su alrededor. Lo consiguieron: Uzbekistán y Kazajstán se convirtieron en zonas de gran producción de algodón, volvieron autosuficiente a la URSS pero se acabaron el agua de los ríos antes de que llegara al Aral.

Como el objetivo era producir algodón, el precio que se tenía que pagar no importaba; en 1960, en la URSS, cualquier crítica al régimen era símbolo de rebelión, y el proyecto se llevó adelante sin oposición. Se construyeron cientos de kilómetros de canales directamente sobre suelo arenoso, no se instalaron compuertas para que el agua no fluyera hacia los campos de cultivo cuando no se requería el agua, la superficie desesperadamente plana no ofrecía en forma natural lugares para hacer bordos de agua, etc. El resultado: evaporación y filtración de agua en cantidades enormes; el desperdicio se llegó a estimar en 50%.

Además, las técnicas de cultivo no fueron sofisticadas: se abusó de pesticidas y fertilizantes, que se fueron depositando en el suelo, y se agotó a las tierras con cultivos únicos, sin rotación para conservar las tierras en buen nivel productivo.

Una de las islas del Mar de Aral (irónicamente llamada Renacimiento) fue utilizada por los soviéticos para experimentar con armas químicas y biológicas, y los desperdicios que se producían eran tirados sin el cuidado adecuado o dejados ahí sin mayor cuidado.

Como el mar era muy extenso, la gran evaporación no era compensada por el agua de los ríos, y como resultado, el mar fue bajando de nivel, las orillas se fueron recorriendo hacia adentro, y la ciudad de Aral ya no está a la orilla del mar, sino a 100 km. de él.

 

3-El entorno social y político de la región

Toda esa zona era parte de la URSS (la había ido conquistando Rusia durante el S. XIX, buscando una salida al Océano Índico), y la fuerte autoridad central ejercía un control y de alguna manera equilibraba las deficiencias, aprovechaba los excedentes, y mantenía en paz la región. Sin embargo, en 1992 se desintegra la Unión Soviética y las cuatro regiones se convierten en repúblicas de verdad: Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán. Esa región del mundo está habitada por muchas etnias, emparentadas pero enemigas, relacionadas con los mongoles y con los iranios. Sus antepasados hicieron el comercio en la Ruta de la Seda (hacia 1500) e hicieron la guerra en la época de las Invasiones Mongolas. Se convirtieron al Islam en su mayoría, y como siempre pasa en las regiones en donde la naturaleza es pobre, la población también es pobre y están pelados unos con otros por los pocos recursos que tiene el medio ambiente, principalmente el agua.

Los dos ríos atraviesan, corriendo de Este a Oeste, varios países cada uno. El tramo final de Syr Darya es en Kazajstán, y desemboca en la parte norte del Mar de Aral. Kazajstán es el más grande y más rico de esos países, y ha tomado algunas precauciones para que siga llegando agua al mar; el otro río, el Amu Darya, al final de su trayecto corre por Uzbekistán, que es un país más pobre y que está dominado por los mismos comunistas de la época soviética, gobernando con los mismos criterios. Han continuado aprovechando para cultivos toda el agua del río, y el resultado es que la mitad sur del Mar de Aral está casi desaparecida, porque nada más le llega el agua de las muy escasas lluvias de la región.

Cuando los ríos acaban de bajar de las montañas, llevan un buen caudal y sirven para navegar, regar las tierras o para hacer presas. Pero a medida que se va sobreexplotando su agua, el cauce disminuye y con eso, las posibilidades de vida a su alrededor. Es algo semejante a lo que pasa con el Río Colorado y el Río Bravo: ambos nacen en EEUU, allá los ordeñan, y a México le llega nada más un chorrito, a pesar de los tratados internacionales.

3-El panorama al día de hoy

Imaginemos que observamos el mar desde la ciudad de Aral, al norte. Al irse retirando el mar hacia adentro, por la falta de agua de los ríos, iba dejando una zona plana, con poca pendiente, que al principio era lodosa pero en el curso de dos o tres años se secaba y quedaba nada más la tierra, compuesta de polvo y piedras pequeñas, es decir, un desierto. Adiós vida en el mar, adiós pesca, adiós a los barcos, adiós a la vida. Esta llanura se fue extendiendo y si se ve ahora, la única señal de que ahí había un mar es que se quedaron los cascos de algunos barcos varados sobre la arena.

Ese panorama se parece al llano que está llegando a Torreón desde Monterrey (la ex Laguna de Mayrán). Algo nos hace pensar que ahí había agua, pero buscamos por todos lados y no encontramos. Lo mismo en el camino de Guadalajara a Colima, unos 80 km al Oeste de Guadalajara: también ahí había una laguna que ahora está seca y nada más produce tolvaneras. En algunas fotos se ven los barcos encallados en el antiguo lecho del Mar de Aral, y al fondo una línea que parece ser lo que quedó del mar.

Además de la vista desoladora, hay problemas más importantes. El más obvio es la falta de agua y sus consecuencias: falta de cultivos, de pesca, de agua para beber; en una palabra, ausencia de medios de subsistencia. Las ciudades que estaban alrededor del Mar de Aral son pueblos fantasmas. También hay muchísimos problemas de salud, por el polvo, los pesticidas y fertilizantes depositados en la superficie del suelo que arrastra el viento, los restos de los experimentos con armas secretas que hicieron los soviéticos; el resultado es TB, enfermedades respiratorias, cáncer; inclusive se tienen documentados cambios en el ADN de las personas que viven ahí. Hay desnutrición, mortalidad infantil y maternal.

Lo que había sido un ambiente natural en situación de equilibrio, que podía explotarse por el hombre, que cubría unos 500,000 km2 (el mar + la superficie de los ríos + los alrededores cultivados y con pastizales), ahora están en camino de convertirse en un desierto.

El humano tiene el mérito de haber creado un desierto de medio millón de km2 en un lugar que por siglos pudo nutrir a sus pobladores.  Producir un desierto de ese tamaño es lo que ha motivado a muchos ambientalistas a hablar de una de las peores catástrofes de la historia.

4-Futuro del Mar de Aral

En 50 años (1960-2011) se partió en dos; la mitad del norte, la más pequeña, está en manos de Kazajstán, cuidándose y en vías de recuperación; está irrigada por el Syr Daria, y le han conservado algo de caudal para que llegue al mar. Tiene ahora unos 3300 km2 y probablemente aumentará al doble. Se hizo un dique para evitar que el agua se derramara hacia el sur, que es ahora una inmensa llanura desértica donde el agua se evaporaría. En las actuales circunstancias, esa es la mejor decisión: mejor conservar un poco del antiguo mar, que perderlo todo.

La parte sur está abandonada a su suerte, porque es mucho más extensa, está regada por el otro río que pasa por un país más pobre (Uzbekistán) gobernado todavía con una ideología comunista que está tratando de sobrevivir como puede. La puntilla de esta situación es que hay petróleo debajo del lecho seco del mar. Uzbekistán prefiere explotar esta riqueza, que le dará recursos por unos 20-30 años, en vez de gastar recursos en un mar que a la mejor le vuelve a dar recursos dentro de 50 años. Los hombres medimos la vida de nuestro entorno comparándola con los pocos años que como hombres nos toca vivir.

5-En todas partes se cuecen habas

Hay un cuadro muy hermoso de José María Velasco que pinta el Valle de México desde el Tepeyac; se ven perfectamente los volcanes nevados al fondo, y al pie de los cerros que están en segundo plano se ven todavía las lagunas. Velasco lo pintó en 1906, siglos después de que los indígenas empezaran una labor que continuaron los españoles en la Colonia, y luego el México independiente, de acabar con las lagunas que hacia 1400 llenaban la mitad del Valle de México (había comunicación por agua entre el Lago de Texcoco y el Lago de Xochimilco). Actualmente, en vez de lagunas tenemos una de las ciudades más inhabitables del mundo; lo digo porque si usted tiene que emplear todos los días 2 ó 3 horas para ir a su trabajo, y otras tantas para regresar, entonces usted vive en un lugar que no vale la pena vivir. Así es la Ciudad de México, y no hay manera de echarle la culpa a los indios ni a los conquistadores ni a Don Porfirio ni a los gobiernos de la Revolución: entre todos se han encargado (y nosotros los hemos seguido como borregos) de convertir lo que antes era una laguna en una selva de concreto.

El desierto al Oriente de Torreón que describí arriba era la Laguna de Mayrán, que se secó porque tomaron las aguas del Río Nazas para crear cultivos, exactamente igual que con el Mar de Aral. El Lago de Chapala también ha estado en situación precaria los últimos 20 años.

6-En Aguascalientes también se cuecen habas

Mi padre me platicaba que en el Río San Pedro iban las gentes los domingos a pasear en barcas pero actualmente es un río de aguas negras; el río original se acabó porque tomaron el agua para regar más al norte. Donde es ahora la Colonia Primavera estaba El Estanque, una presa que era alimentada con las aguas de Ojocaliente. Era un lugar de recreo para la ciudad, los viejos todavía se acuerdan y hay fotografías donde se ven pequeñas lanchas navegando en su superficie. Pero algún gobernador con iniciativa pensó “¿para qué queremos agua donde podemos hacer negocios?” y así se selló la suerte de El Estanque: en vez de conservarlo como un lago interior, que le daría un atractivo extraordinario a la ciudad (como el Parque Metropolitano de León), lo secaron y en su lugar hicieron un fraccionamiento.

En disculpa de la administración anterior, quiero decir que posiblemente no estaban enterados del desastre del Mar de Aral, y por eso no se aplicaron para terminar el proyecto del Distrito de Riego 01. Ahí hay dos problemas de origen: uno tiene que ver con causas naturales, principalmente la escasez de lluvias que coloca a la Presa Calles al 9% de su capacidad. El otro son causas humanas, porque los vertederos de agua corren a cielo abierto, directamente sobre el suelo, lo que produce evaporación y filtraciones. Probablemente en la administración anterior estaban muy ocupados viendo a quién le asignaban los contratos y no tuvieron tiempo de preocuparse por cosas triviales como la calidad de los tubos, surtirlos, instalarlos, cuidar que no se rompieran; en una palabra, terminar el proyecto. El caso es que tenemos poco agua en la presa, y desperdiciamos la mitad. Bendito sea Dios, aquellos funcionarios eran de mentalidad soviética.

Hace unos 10 años, cuando estaban discutiendo si el Libramiento Norte-Sur se hacía al Poniente o al Oriente de la ciudad, escribió Oscar López Velarde (actual Secretario de Planeación[i]), con toda la convicción que le daba ser de la oposición, un artículo en el periódico en donde se oponía con razones de peso a que el libramiento se hiciera por el Poniente; básicamente decía que esa zona es más plana, más baja y con más agua que la del Oriente, por lo tanto es aprovechable para la agricultura y no debería desperdiciarse en hacer una vialidad que atacaría una de las pocas partes verdes que tiene el Estado. Finalmente pudo más el dinero que la razón (¿a quién le interesa hacer vialidades en medio de los cerros?) y los gobiernos panistas hicieron la mitad de ese libramiento por el Poniente.

Los tiempos cambian, ahora OLV ya es miembro del partido en el poder, y estamos estrenando el proyecto que nos faltaba para darle el tiro de gracia a ese pulmón que tenemos al poniente de la ciudad: anunciaron que van a completar el Tercer Anillo, que tendrá que hacerse precisamente en donde dijo OLV que no había que hacer vialidades. Si se llega a realizar ese proyecto, terminaremos por acabar con nuestras reservas de espacio verde. Pero claro, ¿a quién le interesa hacer calles en medio de los cerros? Hasta yo sé que vale más el terreno al poniente de la ciudad, con mayor razón un notario como OLV.

Este drástico cambio de opinión me hace recordar de una anécdota atribuida a Bertrand Russell: se acerca un estudiante al filósofo y le pregunta “maestro, ¿usted estaría dispuesto a dar su vida por sus ideas?” La respuesta fue contundente: “¡Por supuesto que no! ¿Qué pasaría si estoy equivocado?”

 


[i] Esa secretaría tiene ahora un nombre tan rimbombante que me hace sospechar que van a pasar la mitad del sexenio entendiendo lo que quiere decir, y la otra mitad explicándonos lo que descubrieron.

 

Arriba: el Mar de Aral (visto desde el Norte) en 1985. Foto propiedad de http://eol.jsc.nasa.gov/sseop/EFS/photoinfo.pl?PHOTO=STS51F-36-59
Abajo: el Mar de Aral (visto desde el Sur) en 2004. Foto propiedad de de:Benutzer:Sansculotte.

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