1-El examen
La SEP necesita contratar las plazas de profesores para sus escuelas, y necesita tener un criterio para decidir entre los aspirantes a profesor, a quiénes contrata. Desde siempre, en ese país, el ingreso de personal a cualquier área del gobierno ha sido un tema delicado porque en muchas ocasiones la decisión se toma en base a las conveniencias o necesidades del jefe en turno: a quién le debe favores, cómo colocar a sus parientes  o recomendados, etc. En todos lados deberían aplicarse criterios objetivos para determinar los mejores candidatos, pero el país todavía arrastra una carga sindical heredada de los tiempos alegres en que administraba la abundancia, y actualmente el Sindicato de Maestros es el prototipo de aquellos felices días.
La profesión del magisterio enfrenta dos enormes retos: 1) proporcionar conocimientos, 2) dar formación a sus alumnos. La decisión de las autoridades de aplicar un examen para determinar el nivel de conocimientos de los profesores es uno de los criterios que deben aplicarse, sin lugar a dudas, en este caso. Entonces es legítimo e indispensable que las autoridades indaguen el nivel de conocimientos de los aspirantes que tendrán que enseñar. La capacidad de formación de los alumnos es algo enteramente distinto y es más difícil de evaluar porque tiene que ver con valores morales, actitud ante la vida, respeto a los semejantes, inculcar el amor por la patria, etc.
La SEP tiene unos pocos años aplicando un examen a los aspirantes a profesor, y cada año es la misma historia: el sindicato se defiende como gato boca arriba, la mayoría salen reprobados, unos poquísimos sacan cerca del 10, y no falta quien saque 2 y todavía consiga una plaza, porque no había otro concursante para esa escuela. Después de publicados los resultados sucede lo mismo siempre: notas en los periódicos, fórums televisados para discutir el tema que son básicamente una conversación entre sordos, algunos artículos, y pasadas unas semanas el tema se va olvidando y las cosas vuelven a la normalidad. Este año la SEP informa que el 70% de los aspirantes salieron reprobados, pero de todas maneras van a obtener plaza. ¿Por qué? Porque no hay otros aspirantes, y porque la demanda es muy grande ya que el país se ha encargado de producir una cola de niños que está esperando su lugar en la escuela.
Es cierto que los exámenes no resuelven el problema de los estudiantes reprobados. Pero utilizar ese argumento en este contexto es algo así como descalificar a las bicicletas porque no se puede volar con ellas. ¿Y eso qué? No fueron diseñadas para volar, sirven para otro propósito. En el caso de este examen, su propósito es establecer un parámetro que mida los conocimientos (o la ignorancia) de los aspirantes a profesor, y el examen cumple su función: nos dice con unas cuantas estadísticas que nuestros profesores andan mal en conocimientos. Ante cualquier problema, en todos los órdenes, el primer paso siempre es el mismo: conocer el problema. Después podrán buscarse orígenes, alternativas y soluciones, sólo después. La sociedad tiene derecho a saber qué clase de profesores está contratando la SEP, y una de las formas de saberlo es mediante los resultados de este examen.
2-En la lona
Conocemos bien las consecuencias baja calidad del magisterio, sintetizadas en el comercial de Gandhi: “Oye wey: hay otras palabras además de wey”. Si buscáramos una frase que nos dijera “el nivel cultural de México está por los suelos”, yo elegiría esa. En Sinaloa y en Zacatecas me pasó la misma anécdota: en un negocio compré algo y al momento de hacer la factura me pregunta la empleada “¿Aguascalientes, estado de Zacatecas?” Además de la ofensa a mi patria chica, está el asunto de ignorancia supina, y lo peor de todo es que en uno de los casos se trataba de una librería. Casi nadie conoce las reglas de acentuación en español (entre paréntesis: son muy simples); tenemos ya varias generaciones que no pueden sumar 45+67 si no es con una calculadora; hay muy poca gente que sabe que varios presidentes en la época de la revolución representan una cadena de traiciones aunque todos son héroes patrios y las calles con su nombre se crucen en muchas ciudades; las matemáticas siguen siendo cuestión de aprenderse la fórmula de memoria; la cámara escondida le preguntó a un señor que si estaba de acuerdo con el Papanicolau, y contestó “¡Claro que no, yo soy católico!”
Si todo fueran conocimientos, para eso está la wikipedia. Pero los maestros también tienen que formar a sus estudiantes, y aquí aparece lo peor de nuestra educación. Salió en estos días la noticia de un magistrado de Nayarit que fue de vacaciones a Cancún, se recreó la vista con las bellezas que pasaban junto a la alberca, y publicó en facebook sus comentarios y los videos que tomó. Por todos lados está mal: en primer lugar invade la privacidad de las mujeres que filmó, a las que no les pidió permiso para hacerlas estrellas del internet; sus opiniones son dignas de un muchacho de preparatoria, indolente y echado a perder; insulta a la aerolínea; escribe “no juegues conmigo, gringa, que la carne es débil”; cuando por fin dejó de mirar a la esposa de un turista, cita a Benito Juárez: “el respeto al trasero ajeno es la paz”, etc. Serían entendibles en un muchacho de 20 años, pero no en un magistrado. Todo aquel que imparte la justicia debe ser un ejemplo de justicia y de buenas costumbres. La autodefensa del magistrado, apelando a la “democracia” y “al derecho inalienable de la libre expresión”, es una defensa absurda y está relacionada con los dos fines de la educación. En cuanto a conocimientos, la democracia no tiene nada que ver con este asunto. En cuanto a formación humana, recordemos que para ser torero primero hay que parecerlo, y para ser magistrado, hay que actuar como tal. En mi opinión, la existencia de un magistrado así es el epítome del fracaso de nuestra educación.
3-Para levantarse de la lona
El IFE pide $16,000 millones para la campaña presidencial 2012. De ahí, $5,300 millones serán para los partidos. Este país está patas para arriba: con estos problemas en la educación, ¿podemos tirar a la basura este dinero, para que a través de los partidos termine en la economía informal gastado en actividades ordinarias y en campañas políticas? Esos millones son el presupuesto anual promedio de una universidad en EEUU, o el 25% del de la UNAM. Nuestra llamada democracia nos está saliendo muy cara; yo propongo escribirles a nuestros diputados y senadores para exigirles que quiten el subsidio a los partidos políticos, y se lo den a educación.
Reflexión: frecuentemente se invoca el artículo 3º constitucional para endosarle al Estado todos los problemas de la educación. Estoy en desacuerdo: el Estado tiene una parte de la responsabilidad, el resto es nuestro. El artículo 3º, conforme a nuestra mentalidad paternalista, lista una serie de obligaciones para el Estado (impartir la educación, gratuita, laica, a todo mundo, etc.), pero no menciona la obligación del individuo de corresponder al esfuerzo que hacen el Estado y los contribuyentes. Los maestros reprobaron el examen; yo revisé las guías publicadas por la SEP y es un examen sensato. ¿Por qué reprobaron?  ¿No les enseñaron bien? ¿No tenían libros a su disposición? ¿Los ataron de manos para que no estudiaran? Ninguna de esas es una excusa válida. Si ha habido una época en que es fácil acceder al conocimiento, es esta. Los profesores reprobados y el magistrado insolente son los primeros responsables, no la SEP ni la universidad; la solución es que se pongan a estudiar, no hay más.
Sugerencia: contribuya con su granito de arena a eliminar el síndrome de cerebro virgen nacional. Le propongo que se decida a leer un libro, el que sea, durante el próximo mes de agosto. Si no halla cuál elegir, lea El llano de llamas, de Juan Rulfo; nada más son 150 páginas. En septiembre coméntelo con sus hijos. Y si no tiene hijos, coméntelo conmigo, yo también quiero aprender.

Comentarios

Reprobados — 2 comentarios

  1. Excelente artículo. Actualmente estoy preparando una investigación sobre las causas de deserción de alumnos de educación media superior en Monterrey y creo que un aspecto clave que no puedo hacer a un lado es el papel tan importante que tiene el maestro con los jóvenes que cursan el bachillerato.
    Hay mucho trabajo por hacer y estoy de acuerdo en que no podemos echarle toda la culpa a la SEP pero sí exigirle que al maestro que se contrate, cumpla con el perfil requerido.
    Saludos y Felicidades

    • La formación no se divide en antes de la carrera y después de la carrera. Todos tenemos que seguir estudiando, y más aún aquellos que por cualquier razón no se prepararon adecuadamente. Así que lo que tú dices de que el maestro cumpla con el perfil requerido implica que subsane sus deficiencias, y si hay algo que ignora, que lo estudie.
      Que el maestro le eche la culpa a quien quiera, pero que se prepare; que hable con su sindicato, pero que siga estudiando; que haga lo que quiera, siempre y cuando sea un buen maestro en primer lugar.
      Gracias por tu participación, Pilar.
      JL

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