Tiene sus aspectos buenos y sus malos. Empiezo con la buena noticia:
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- Leer mucho significa dedicar más tiempo a ellos que a ver tv, lo cual siempre es adecuado para que no se reblandezca el cerebro.
- Adquieres una base de cultura más amplia.
- Terminas de aprender tu propio idioma, rebasas la frontera de las 100 palabras que conocen la mayoría de los egresados y empiezas a darte cuenta de que nunca terminas de aprender.
- Tu mente funciona mejor: aprendes a pensar más rápido y con más fundamentos, se te ocurren más soluciones a diferentes problemas, por analogía puedes aplicar muchos casos que leíste a tus circunstancias.
- Si progresas en tu trabajo, algún día alguien te preguntará, para evaluarte, si la energía eólica tiene futuro en este país; si dices “sí”, te preguntará por qué; si dices “no”, también.
- Si lees muchas novelas, conocerás a muchos personajes y aprenderás a ponerte a ti o a alguien que tú conoces en el papel de esa persona.
- Aprendes a evaluar mejor a las personas, habilidad que no tiene precio en toda la vida.
- Te das cuenta que en cualquier área es más lo que ignoras que lo que sabes, te volverás más más modesto, y más realista frente a los que te ignoran.
- Si visitas una nueva ciudad, ya conoces algo de ella, de sus edificios y su historia, y la disfrutarás más.
- El cerebro se parece a los músculos: mientras más lo usas, mejor funciona.
- Aprendes a distinguir el choro de los argumentos cuando alguien te platica algo que te parece raro.
- Aprendes datos y técnicas que te ayudarán en tu empleo. Si eres patrón, aprendes que hay personas de todos tipos y dispones de más elementos para tratar a unos y otros clientes.
- Aprendes a reconocer cuando la regaste. (No siempre, y casi nunca lo harás en público).
- Si lees libros de música (partituras), significa que estás tocando un instrumento, actividad que utiliza muchas partes de tu mente y tu corazón: la coordinación de los dedos, la expresión artística, la destreza de mano, muñeca, brazo y dedos, el entendimiento de la obra del autor, el oído, la vista, la memoria. Esta es una de las actividades intelectuales más completas.
La parte mala es más abundante:
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- Hablas mucho en las fiestas y dejas de hacer conquistas.
- Aprendes demasiadas cosas y empiezas a cuestionar todo en la realidad, y terminas por cuestionar la realidad misma.
- Tu pareja abandona la cama porque se ha convertido en un lugar para el debate filosófico.
- Desaparece tu visión ingenua, infantil y optimista del mundo cuando lees y descubres que todo es terrible.
- Usas en tu perfil de fb palabras que nadie entiende, como “coyuntural”, “estrambótico” o “epistemológico”.
- Los libros inundan tu casa (o tu habitación) y ya no hay lugar ni para el cepillo de dientes de tu novia(o).
- Te empobreces y pierdes tu casa porque todo el dinero te lo gastas en libros.
- No puedes conseguir empleo porque eres demasiado cualificado y haces preguntas a los entrevistadores que no te pueden contestar; cuando se dan cuenta que a ellos les corresponde hacer las preguntas, rechazan tu solicitud.
- Pierdes tu empleo porque tu jefe se ha dado cuenta que sabes hacer las cosas mejor que él, y por lo tanto eres una amenaza.
- Te vuelves alcohólico porque nadie entiende tus referencias pesimistas nutridas en Tolstoi o en Proust.
- Cuando finalmente encuentras un(a) intelectual como pareja, terminas con ella porque resultó pacifista y no se pueden poner de acuerdo en qué fue peor: no darle el premio Nobel de literatura a Tolstoi ni a Proust; darle el premio Nobel de literatura a Churchill; darle el premio Nobel de la paz a Kissinger. (Tú sostienes que el peor de todos fue el de Juan Ramón Jiménez).
- En los chats de tu generación empiezas a escribir cosas que nadie entiende, y terminan por ignorarte.
- Te vuelves cínico y haces comentarios sarcásticos, aunque justificados, acerca de todo, y los demás piensan que nada más estás amargado.
- Después de darse cuenta que en las reuniones le fundes los fusibles a tu interlocutor, te empiezan a endosar a incautos que no te conocen para que platiquen contigo; no te das cuenta que esos incautos nunca regresan a platicar contigo, embebido como estás en tu propia sabiduría. Terminas sentado en un rincón, solo y bebiendo lo que sea.
- Se te olvida bañarte, cambiarte de ropa, cortarte el pelo, comer y dormir. Terminas como vagabundo en las calles o atacando molinos de viento.
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