En un libro de costumbres europeas durante el siglo XVI leí que los matrimonios se celebraban principalmente en el mes de junio, porque de esta manera el baño anual, que se hacía durante el mes de mayo, todavía podría mantener la frescura del cuerpo limpio. Una película que describe las costumbres de la corte de Francia hacia 1600 tiene una escena donde el rey persigue en los jardines de Versalles a una dama, como parte del juego de caza y seducción que ellos acostumbraban. La joven se mete a una fuente grande y se queda esperando, a unos pasos de la orilla, que el rey la atrape. Pero el monarca no se decide, porque no está acostumbrado al agua, piensa que puede demacrar su piel, diligentemente cuidada con ungüentos y perfumes; al final puede más el deseo que la precaución, entra al agua, ve que no le sucede nada y reanuda, reanimado, su cacería.

En México sí nos bañamos y nuestro olfato identifica a los que no lo hacen. Catalogamos los olores de acuerdo al número de días sin conocer el agua: un día, una semana, rancio como queso, apestoso como cloaca, insoportable. Es parte de nuestro código de etiqueta social presentarnos limpios a las reuniones, y los que no quieren hacerlo así son señalados y proscritos de la mayoría de lugares. Pero estamos acostumbrados al baño con agua caliente; el agua fría es para locos, y el agua helada, para los rusos dementes que hacen un hoyo en hielo del río y se sumergen a bañar.

Uno de los gastos mensuales en todo hogar mexicano es el gas, utilizado en la cocina y en los calentadores; vemos este uso del gas y su gasto como parte del orden natural de las cosas, y no hacemos la reflexión –o no la convertimos en hechos, que para el caso es lo mismo- que el sol que tenemos trescientos días al año puede ayudarnos a remediar el problema. Yo también miré con resignación la cuenta del gas durante muchos años  hasta que un día pasé frente a un negocio que ofrece calentadores solares, pregunté, la empleada me convenció de que sabía de lo que hablaba y de que las condiciones eran justas, y me decidí a instalar uno. A partir de ese momento, que fue el peor del año para estrenar calentador solar (en diciembre), empecé a disfrutar el placer del baño sin sentir que cada minuto bajo la regadera estaba aumentando la cuenta del gas.

El Sol en la Tierra, para todo efecto práctico, es una fuente inagotable de energía: las lluvias, los huracanes, las estaciones del año, el día y la noche y en última instancia, toda forma de vida en nuestro planeta son posibles gracias a la energía que cada día nos descarga el Sol. La mayor parte de esa energía no es aprovechada en forma directa por el hombre, sencillamente se deja a su cauce natural para producir los fenómenos descritos, o para que sea reflejada al espacio. Recientemente, a medida que la tierra se va inundando  de seres humanos y que la tecnología avanza, se han creado herramientas para aprovechar la luz del sol: puede servir para crear electricidad, indirectamente en los molinos de viento, y también para calentar agua; la gran ventaja es que la energía recibida del sol es enorme, es gratis y no contamina.

Los calentadores solares de agua consisten en un serpentín que está colocado horizontalmente, donde se reciben los rayos del sol en un área grande (aproximadamente un cuadro de 2 x 2 metros); el serpentín está lleno de agua que baja del tinaco, esa agua se calienta hasta hervir por la luz del sol, y se vacía en un tanque conectado al otro extremo del serpentín. El tanque consta de dos cilindros, uno adentro de otro, como los thermos para café: entre los dos cilindros hay un material aislante, de esta forma el agua caliente, depositada en el cilindro interior, se conserva caliente durante horas. La salida del tanque está conectada a la red de agua caliente de la casa, que sirve usualmente las regaderas y lavabos, la lavadora y la cocina. La instalación se realiza en menos de un día, no requiere mantenimiento posterior, y usualmente un calentador solar permanece funcionando durante años, al menos cinco.

Los costos varían dependiendo del tamaño del tanque y el serpentín que los sirve; están actualmente entre $4000 y $9000 pesos, instalación y materiales incluidos. Dependiendo del uso que se dé a este calentador, su costo se amortiza entre seis meses y un año, con el ahorro en la cuenta de gas. En otras palabras, a partir del segundo año usted podrá bañarse sin que le cueste calentar el agua, y con la satisfacción de que al ahorrar gas, estamos colaborando a no generar combustión de gases, uno de los grandes problemas ambientales hoy en día.

La tecnología de estos equipos esta perfeccionada, y el agua que se calienta durante un día se conserva a buena temperatura para usarla a la mañana siguiente. Todavía no hago esta prueba en invierno, pero en última instancia, es posible modificar los hábitos del baño y hacerlo durante el día, ya que el sol ha caído durante varias horas, en vez de bañarse en la mañana.

Finalmente, le recomiendo que instale el calentador con el tanque más grande posible, de acuerdo a su presupuesto. La razón es que los tanques grandes conservan mejor el agua caliente que los chicos, por un principio físico que se llama la “ley de enfriamiento de Newton”, que dice que la pérdida de calor es proporcional a la superficie expuesta. Como el volumen de un tanque crece en proporción cúbica y la superficie lo hace en proporción cuadrada (el volumen de una esfera usa la expresión r3, radio al cubo; la superficie de una esfera usa la expresión r2, radio al cuadrado[1]), un tanque grande pierde menos calor, proporcionalmente hablando, que un tanque pequeño. Si no entendió la explicación, considere el siguiente experimento: hierva agua en una olla de varios litros, y de ahí sirva agua caliente en una taza. A la vuelta de media hora, la taza estará a temperatura ambiente, y el agua de la olla todavía estará caliente.

Hay muchos negocios en México que ofrecen este producto, porque en casi todo el país tenemos sol en abundancia todo el año. Para la instalación se requiere una azotea horizontal bien soleada, con una superficie de diez o quince metros cuadrados. Yo utilicé los servicios de biohome (449 917 4610 y 4611), instalados en Las Américas entre Panamá y Rep. Dominicana, en Aguascalientes. Esto no es publicidad pagada, es agradecimiento de un cliente satisfecho.

[1] A medida que el radio toma los valores 1,2,3,4…, r2 toma los valores 1,4,9,16…, y r3 toma los valores 1,8,27,64…, ahí vemos que los valores cúbicos crecen más rápido que los valores cuadráticos.

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