24 de mayo de 2011
Hola José Luis:
Comparto contigo el interés profundo en la reflexión de los grandes conflictos de la humanidad y su influencia en los resultados históricos y sus efectos en la actualidad.
Leer el artículo que amablemente me envías, me invita a compartir contigo una serie de reflexiones que he tenido en mente por mucho tiempo.
La fortaleza y consistencia en los principios cómo nación de los mexicanos de la primera mitad del siglo XIX, o tal vez, su añoranza de una monarquía europea que como colonos gozaban de protección y poder en una sociedad de castas. ¿Cuál era la visión de los “naturales”?, ¿Cuál la de los “criollos”? o ¿Cuál la de los europeos, incluida la iglesia Católica como institución del Estado Vaticano en Roma?
¿Cuál era la importancia real de los territorios del norte para aquellos mexicanos? Para Antonio López de Santa Anna representaban una oportunidad de fortalecer liderazgo, control político y económico de una incipiente nación o imperio, no defender territorios que desde un punto de vista militar eran indefendibles.
Es interesante la comparación de estrategia militar en San Jacinto, el ejercito Texano seleccionó el terreno de la batalla e hizo uso de su artillería móvil comandada por artilleros jóvenes de carrera que aprovecharos el efecto de aquellos pastos altos del campo de batalla, fáciles de incendiar por la metralla, para obstruir la visión de los mexicanos al combinarse el humo y la posición del sol favorable a los Texanos. Creo que los mexicanos perdieron por una falta de estrategia militar y una superioridad tecnológica en armamento de artillería.
Los militares de carrera en las filas de Santa Anna nada podían hacer teniendo a un “líder absoluto” al mando, lo que me recuerda a Napoleón en Moscú, a Hitler en Leningrado o a las puertas también de Moscú.
Siento un gran respeto y admiración por aquellos mexicanos que entre abuelos padres e hijos transitaros de la colonia a la formación de una nación. ¿Cómo veían o imaginaban su futuro? ¿Qué sentían? ¿Cuáles eran sus temores e inquietudes? ¿Qué sentirían al reflexionar sobre la realidad de México en la aldea global?
Un fuerte abrazo desde Querétaro, de tu amigo de la infancia.
RMC
Respuesta de JLGS:
A mí me parece que todavía en esta época está por definirse nuestro carácter como nación. La mezcla de sangre que tenemos nos ha hecho renegar al mismo tiempo de la herencia española y la indígena, y yo creo que esto se refleja en la negación de nuestras formas de autoridad en muchos lados: lo mismo cuestionamos el quehacer del Presidente, que decimos, tabula rasa, que nuestros legisladores no representan a nadie. Todavía falta un buen trecho para que aprendamos a caminar juntos.
Gracias por tu colaboración.

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Ramón Martínez Corona: nuestra identidad — No hay comentarios

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