De Ramón de Campoamor (1817-1901) heredamos la hermosa cuarteta:

En este mundo traidor
nada es verdad ni mentira,
todo es según el color
del cristal con que se mira.

que empieza con una advertencia: “En este mundo traidor…”, aconsejando desconfiar de lo que vemos, cuestionar lo que vemos, limpiar los cristales que pueden empañar nuestra mirada antes de hacer un juicio. Sin poesía de por medio, la cuarteta es un cuestionamiento sobre nuestra objetividad.

Yo tengo la impresión de que los norteamericanos pasan por la vida con las viseras puestas cuando se trata de opinar de ellos mismo; no soy el único que piensa así, un lector de The New York times, Collins de Otawa, también lo expresa con su perspectiva de vecino en un comentario al artículo Trump is China’s chump[1] de Thomas Friedman. Collins dice que como EEUU ha dominado la economía mundial en los últimos 50 años, ellos piensan que el mundo los considera los mejores. En discursos y en películas oímos por donde quiera frases como “good people of …”, “fine citizens of …” y naturalmente alabanzas directas al “great country”. Yo (jlgs) creo que EEUU es el único país que se atreve a invocar a Dios en el más místico de los objetos, sus billetes, imprimiendo millones de veces “In God we trust”. Ellos pueden creer lo que quieran, Collins dice, pero eso es difícil  de creer cuando en EEUU falta un sistema de salud básico, permisos de ausencia para padres, y servicios sociales, afirmación reforzada por la cifra de 22 millones que quedarán sin seguro médico si se aprueba la propuesta de salud republicana. Más aún, sigue Collins: los norteamericanos son arrogantes, lo que a provocó que ellos eligieran a un imbécil para presidente, y que ese presidente haya entregado el poder económico en el Pacífico a China, y la iniciativa económica de las energías limpias de todo el mundo, también a China.

La primera acción de Trump como presidente fue renegar del TPP (Trans Pacific Partnership), agrupación cabildeada por Obama que agrupaba a todos los países relevantes con costa al Pacífico: Australia, Brunei, Canadá, Chile, EEUU, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam, con la ausencia notable de China, ninguna casualidad. Se trataba de cocinar un acuerdo de bloque en donde habría puntos comerciales, de medio ambiente y humanitarios (sobre tráfico de personas) que una vez puesto en marcha serviría para presionar a China a suscribirse, aceptando acuerdos previos, bajo el liderazgo de Estados Unidos. Al renunciar Trump al TPP, deja libres a todos esos países para negociar con China, que puede imponer sus dimensiones sobre cualquiera de ellos, como no lo podría hacer con todos en bloque. En otras palabras, Trump cede el liderazgo económico, ambiental y humanitario a China en una región que representa el 40% de la economía mundial. El daño económico para EEUU, medido en oportunidades perdidas, yo creo que se puede estimar en trillones de dólares y este disparate anima a Thomas Friedman a titular su artículo Trump is China’s chump (Trump es el tarugo de China). Lo del TPP “nada más” es un asunto regional, pero cuando se separó EEUU de los Acuerdos de París, renunció al liderazgo y al beneficio económico en un área cuyo valor es sin duda estimable en trillones de dólares: energías limpias. Parece ser que el lema “America First” debe interpretarse como “Estados Unidos es primera burla del mundo”.

Cabe preguntarse si Trump es una anomalía en la historia de su país, llegando a presidente por un error estocástico de su sistema político, o si era predecible (o al menos esperable) que tuvieran un presidente como él. Mi opinión es que no se trata de una anomalía, sino de algo que era probable que sucediera:

a) Un lector de NYT (Pilot en Denton, TX[2]) menciona a Twitter, fb, Instagram, Reddit como juegos usados por niños que muestran cuán infantil se ha vuelto EEUU, ayudando a crear la generación más estúpida y floja en su historia, ejemplificada por el Tweeter in Chief.
b) Veamos la arrogancia, manifestada por ese evidente desinterés por aprender otro idioma que tiene una gran parte de su población. La arrogancia, pariente de la estupidez, nubla el juicio y conduce a decisiones equivocadas; en México lo muestra López Portillo cuando declaró “vamos a administrar la abundancia” en época de precios altos del petróleo, y acto seguido puso el semáforo en verde para que su caterva de ministros asaltara las arcas del estado.
c) En EEUU el sistema político se ha ido entregando poco a poco al poder del dinero, con el único freno posible representado por el presupuesto de cada candidato: no hay mayores requerimientos para ser candidato que disponer de la cantidad suficiente para lanzar una campaña. Hasta ahora han llegado a presidente personas de recursos o francamente ricos como los Bush, Kennedy, F.D. Roosevelt, pero todos supieron rodearse de un cabinete que orientaba las decisiones del presidente; circularon en todo el mundo chistes sobre la poca inteligencia de G.W. Bush, pero la guerra de Irak fue un atropello calculado por sus asesores, no fue la decisión de un ignorante.

Sin embargo, no hay garantía que la posible idiotez del presidente pueda ser temperada por sus asesores; el riesgo está latente de que llegue al poder alguien tan imbécil que desprecie consejos y se deje llevar por rabietas, avergonzando a todos los norteamericanos, como los tweets de esta semana en donde Trump ataca a una periodista diciendo que le había hecho una mala cirugía plástica; antes de esto había ofendido a otra periodista en una forma aún más grosera. Con verdadero temor digo que no existe garantía de que en una rabieta, Trump la piense tres veces antes de iniciar una guerra.

En retrospectiva, los norteamericanos usan para todo Twitter y fb, tienen una grandiosa opinión de sí mismos y han entregado el poder político al poder del dinero, ya que los candidatos y sus grupos de apoyo pueden recibir donaciones sin límite. ¿Qué puede resultar de esto? Un presidente rico, no necesariamente un presidente sabio. Y salió uno muy rico, desquiciado, infantil, ignorante, demagogo, mujeriego y vulgar, desinteresado del arte de gobernar, vendiendo ilusiones a los electores blue collar (la clase trabajadora) que resiente la pérdida de poder adquisitivo y el deterioro económico de su país. No importa que Trump les haya prometido una quimera, tampoco vale la pena señalar que EEUU está en problemas por su enorme gasto militar, la masa escucha lo que ansiaba escuchar: America first.

Es posible que EEUU como país esté aprendiendo una lección acerca de su arrogancia y del Frankenstein que parieron y bautizaron Democracia, pero hasta el día de hoy Trump no ha aprendido. Esta semana The Guardian[3] exhibió a uno de los principales asesores jurídicos de Trump, Jay Sekulow, quien es judío pero descubrió a Jesús, aparentemente en la forma más conveniente para sus intereses: ha creado diversas organizaciones cristianas seudo-religiosas, “sin fines de lucro”, que viven de las donaciones públicas. Para conseguir dinero, creó boiler rooms (callcenters donde se presiona e insiste) para conseguir dinero, aunque sean US$20[4]. Hasta ahí, es una práctica cuestionable, no francamente ilegal. Pero resulta que de los millones recaudados, unos sesenta han ido a dar a los bolsillos de Sekulow y su familia, a cuenta de la administración de esas organizaciones. Enterados por The Guardian, Nueva York y Carolina del Norte investigan el asunto, porque la ley prohíbe destinar cantidades onerosas a la administración de estas organizaciones. Trump se ha rodeado de personajes como Sekulow, poniendo un ejemplo a todo el país de su verdadero lema: me first. Recuerde el escándalo de Trump University, demandada por prácticas deshonestas, donde tuvieron que negociar un acuerdo para terminar la demanda.

Yo creo que los norteamericanos esperan de su democracia algo como la mano invisible de Adam Smith, quien decía que las acciones interesadas de la gente en los mercados económicos producen inesperados beneficios sociales; dicho de otra forma: los mercados se autorregulan, todo es cuestión de otorgar libertad a las fuerzas económicas[5]. Aplicado a nuestro tema, los norteamericanos piensan que dejando actuar a su antojo a las fuerzas políticas y económicas, la democracia norteamericana se autorregulará y producirá presidentes, gobernadores, y legisladores que buscarán y lograrán el beneficio del país. Si acaso piensan así, es un sueño de opio. Ya está más que citado Trump, mencionemos al gobernador Brownback de Kansas, quien llegó al puesto prometiendo bajar drásticamente los impuestos, porque su pensamiento dice que así estimulará la economía y todos saldrán ganando. Bajaron los impuestos, Kansas está quebrado, y los mismos legisladores republicanos locales le pusieron un alto subiendo los impuestos. Brownback le gana a Trump en impopularidad, tiene 26% de aceptación. A pesar de todo, los republicanos quieren acabar con el Obamacare como parte de una maniobra legislativa para ahorrar en salud e irse por la libre al bajar los impuestos (el ahorro en gasto de salud compensaría la pérdida de ingresos por los impuestos rebajados).

La democracia no se autorregula, no hay ninguna mano invisible que procure el bienestar general. Los países tienen los gobernantes que se merecen; si no es así, al menos tienen los que producen. EEUU produjo a Trump: arrogante, ignorante, sin ver más allá de los límites de su riqueza predatoria, sin idea de cómo hacer crecer la riqueza de su país.

[1] https://www.nytimes.com/2017/06/28/opinion/trump-china-asia-pacific-trade-tpp.html

[2] https://www.nytimes.com/2017/06/30/us/mika-brzezinski-trump-tweets.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=first-column-region&region=top-news&WT.nav=top-news

[3] https://www.theguardian.com/us-news/2017/jun/27/trump-lawyer-jay-sekulow-obamacare-repeal-christian-nonprofit

[4] Instrucciones para rebatir argumentos:  https://www.theguardian.com/us-news/2017/jun/27/trump-lawyer-jay-sekulow-donations#img-2

[5] https://es.wikipedia.org/wiki/Mano_invisible


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