El libro más famoso sobre este tema es precisamente El Arte de la Guerra, del escritor chino Sun Tsu. La mayor parte de esta obra describe lo que hay que hacer fuera de la batalla: preparando las tropas, estudiando los movimientos enemigos, aprovechando sus errores y sus debilidades para derrotarlo; dice que el buen general elige sus batallas, aquellas en donde las circunstancias lo favorecen, y el ejemplo histórico está proporcionado por Napoleón en Austerlitz, donde con fuerzas inferiores (1 a 2) derrotó a los austríacos[1]. La mejor batalla es aquella que no se libra, y aún así, sirve para derrotar al oponente. Sin embargo, hay una enorme laguna en la obra de Sun Tsu: no explica cómo provocar las guerras. Él parte de una situación dada de enemistad u hostilidad entre dos naciones y enseña cómo conducir la guerra subsecuente; cuando dos países no tienen rencillas importantes entre ellos, el autor no dice cómo crear una guerra.

Esta gran omisión está siendo cubierta magistralmente por los Estados Unidos y sus aliados: han elevado al nivel de arte la habilidad para crear conflictos donde no los había y para arrastrar a naciones que no tienen nada que hacer ahí (y por lo tanto mucho que perder), a un conflicto armado. Hay dos ejemplos importantes hoy en día: el conflicto con Rusia y el estado islámico ISIS. Ayer (24.9.2014) vi una caricatura publicada en The Guardian[2] que ilustra con gran precisión e  ingenio la manera en que EEUU + Inglaterra + aliados a fuerzas están creando la guerra con ISIS y con los musulmanes. El dibujo se titula Carta abierta de ISIS a Occidente y muestra las palabras de un representante de ISIS, que es filmado en una entrevista; el vocero está encapuchado, solamente se ven sus ojos y la parte superior de su vestimenta militar. Podría esperarse que condenara e insultara a Occidente por lo que hace en este momento con ellos, pero empieza diciendo “Claramente es en nuestro mutuo interés que ustedes en el Occidente mantengan la fábrica de terrorismo caminando”, y el resto de la caricatura es la explicación de esta extraña afirmación. Habla de que está bien que Occidente restrinja los derechos de sus ciudadanos, especialmente de los periodistas que no se adhieren a la línea oficial, porque la verdad es inútil en este asunto; es correcto que incrementen masivamente el gasto militar, puesto que esas armas eventualmente llegarán a manos de ISIS; que sigan atizando el miedo, porque esto dará publicidad gratis para los islamistas y hará ver a ISIS ante los ojos del mundo como una potencia militar en vez de una horda de maleantes; se sorprende que en Arabia Saudita descabecen a alguien por brujería y todo mundo diga que está bien, pero cuando ISIS lo hace, todo mundo se para de pestañas; finalmente, ISIS alienta a Occidente a seguir aterrorizando, vilificando, acosando y aislando a los musulmanes, porque a la larga esto creará reclutas potenciales para ISIS y otros movimientos islámicos. Gracias por su tiempo, termina diciendo.

En esta caricatura está resumida la sabiduría vertida por los norteamericanos en El Arte de la Guerra 2: cómo fabricar un enemigo. Se empieza por elegir un país o grupo social que pueda ser derrotado y que puede ser elevado a la categoría de enemigo público; cualquier país con el que EEUU compita en cualquier ámbito podría ser un enemigo, pero hay que escoger uno que no sea demasiado fuerte, y además tiene que ser alguien que el público pueda percibir como enemigo. Aquí entra la diferencia sustancial entre las guerras de la antigüedad y las guerras modernas: hace miles de años, el rey señalaba al país vecino como enemigo y eso bastaba; hoy en día, el gobierno interesado en pelear tiene que vender a su pueblo la idea de que hay un enemigo al frente, porque esta democracia de hoy en día no es tan perfecta como las monarquías de la antigüedad; quiero decir que el presidente no tiene todos los poderes sino que hay que negociar con el Congreso, y a fin de cuentas todo recae en ese estorbo de los gobernantes que son las elecciones, en donde podrían perder y por lo tanto hay que mantener la opinión pública a su favor. Es una necesidad entonces modificar la percepción del público, y la mejor manera es infundir el miedo. Una vez que el público está convencido de que tal país o grupo es una amenaza para su seguridad, sacar adelante el presupuesto militar, los soldados y la guerra necesaria para pelear contra ese enemigo, será cosa fácil.

En mi casa vive la Negra, la más pacífica y majestuosa de las gatas; cuando salgo en la mañana está echada en un sillón, cuando regreso al mediodía está ahí (pero me maúlla, saludando), al salir en la tarde sigue ahí y posiblemente la encuentre igual, todavía en la noche. Vive feliz y despreocupada, se deja cargar y acariciar, aguanta una cantidad razonable de bullying por parte mía sin morderme; en las mañanas me espera a la salida de la recámara para que desayunemos juntos. Un día salí temprano con bata y pantuflas, estaba todavía oscuro pero Negra me esperaba, como siempre; yo no la vi y pisé accidentalmente su cola. Inmediatamente lanzó un maullido de protesta y se lanzó con garras y dientes contra mi pierna. Cuando acordé, ella estaba prendida de mi pantorrilla, mordiéndome y arañándome con furia, reacción natural de un gato a lo que percibió como agresión mía; me costó un rato convencerla de que me soltara, pero se fue enojada y ese día no desayunó conmigo.

Los humanos también tenemos instintos de preservación y de agresividad como los animales: todo es cosa de fastidiar a una persona o a un grupo por suficiente tiempo e intensidad, para que se genere rencor, odio, tristeza, deseos de venganza y para que eventualmente tomen algún desquite. Como dice la caricatura: “sigan vilificando a los musulmanes… a la larga será reclutas de ISIS”. Esto es lo que están creando los Estados Unidos en la mentalidad musulmana mundial: son señalados como enemigos, les declaran la guerra al terror, en incontables películas el malo es un musulmán, son atacados en Palestina, Afganistán, Irak, Irán, Siria, ISIS, y el que era un musulmán pacífico –yo considero que la mayoría de ellos son pacíficos- está adquiriendo resentimientos contra Occidente.

¿Quién sale ganando? Uno de los ganadores son los fundamentalistas islámicos, que obtienen simpatizantes para su causa, cortesía de la agresión occidental. Otro gran ganador es la industria armamentista, principalmente la norteamericana. El tercer ganador es la industria del petróleo, que mediante guerras (como la liberación de Kuwait) o con apoyo a gobiernos favorables como Arabia Saudita, obtiene acceso a las enormes riquezas petroleras de esa región.

Después del fiasco de las armas de destrucción masiva en Irak, prometidas por Bush pero que nunca aparecieron, bajó el nivel de confianza del público en las declaraciones de las autoridades al señalar un enemigo, ya no basta la palabra del presidente. Habiendo aprendido esa lección, han perfeccionado el arte de la persuasión en los acontecimientos de Ucrania y Rusia. Brevemente:

  1. Desde que cayó la URSS, la OTAN avanzó en Polonia, Hungría, Bulgaria, Países Bálticos, etc. Casi todos los países europeos que eran miembros del Pacto de Varsovia son actualmente miembros de la OTAN, que es el brazo armado de Estados Unidos en Europa. Ucrania no es miembro de la OTAN.
  2. En 2008 quisieron incluir en la OTAN a Georgia; Rusia protestó, rechazó ese intento y hubo una guerra en la región, que ganó Rusia.
  3. En 2013 el gobierno de Ucrania que rechazó el acercamiento a Europa, prefiriendo la ayuda rusa. Inmediatamente llegaron asesores norteamericanos a Kiev, se organiza una protesta en la plaza de Maidán, los acontecimientos continúan indecisos pero de repente aparecen francotiradores que matan gente en la plaza. El presidente Yanukovich es señalado como asesino, cae, y se organiza un gobierno provisional en febrero; es un gobierno que llegó mediante un golpe de estado, pero EEUU y sus aliados lo reconocen. La República Autónoma de Crimea (que Khrushev la regaló a Ucrania en 1952) declara que hará un plebiscito, Rusia entra al quite y acepta a Crimea como parte de Rusia. Donetsk y Lugansk se declaran independientes, empieza una guerra no declarada entre ellos y el gobierno de Kiev, que hasta hace unas semanas, por fin, se ha suspendido.

Las acusaciones contra Rusia son, básicamente, su agresividad e intentar recrear la URSS; no son concretas como las armas de destrucción masiva que tenía Saddan Hussein, sino son bastante más ambiguas, pero los hechos las desmienten: salvo en Georgia, Rusia no ha intervenido militarmente ni hay problemas sustantivos con ninguna de las exrepúblicas soviéticas en Asia, al contrario de EEUU, que tiene el récord mundial de países invadidos y bombardeados. Efectivamente los rusos tienen una alianza aduanera con Kazajstán y Belarrusia, lo mismo que aquí existe la NAFTA, aunque los EEUU no planeen invadir ni a México ni a Canadá. En cambio los países europeos que eran miembros de la URSS están ahora casi todos en el otro bando (militar, no económico), en el lado occidental y pro-Estados Unidos. En otras palabras, la OTAN ha avanzado para quedarse con aquellas repúblicas, y no se han tenido noticias de que Rusia quiera “recuperar” Bulgaria o Polonia, por ejemplo. El caso de Ucrania, en donde la historia y las raíces étnicas y culturales son comunes con Rusia, Putin trazó una línea roja y decidió que no quería a las fuerzas de la OTAN ahí, algo semejante a los Estados Unidos que protestaron enérgicamente y hubo riesgo de guerra nuclear por la crisis de los misiles en Cuba, 1962.

Sin embargo, abra usted el New York Times o el Washington Post de cualquier día de este mes y encontrará declaraciones de Obama condenando la agresión rusa. Cualquiera que vea un mapa se da cuenta que Rusia no intenta recrear la URSS, sino que es al revés: Estados Unidos intenta atraer de su lado a las antiguas repúblicas soviéticas y rodear mediante países de la OTAN a Rusia europea. Sin embargo, a pesar de los hechos en contra, la verdad se repite machaconamente en prensa, radio y televisión, y la noticia dicha mil veces empieza a convertirse en verdad. Esto es manipular la percepción del público: no se le presentan hechos para formar una opinión, sino se le da al público la opinión ya formada para que la adopte como suya y como verdadera. Es una manera muy burda de modificar la percepción, pero altamente efectiva con nuestras modernas masas consumidoras de encabezados en las noticias, de seudo-mensajes informativos en Twitter, y de SMS’s; el arte de la guerra se ha adaptado a las debilidades del público, cuya opinión es también un enemigo a conquistar.

No habrá guerra contra Rusia, y podrá preguntarse que cuál era entonces la necesidad de convertir a Rusia en enemigo; la razón es que el concepto de guerra siempre ha incluido la economía. Se había estado formando, en el curso de los años, una colaboración económica entre Rusia y algunos países europeos, principalmente Alemania y Francia; esta colaboración era independiente de los Estados Unidos y existía el riesgo de que ese bloque de naciones, que cuentan con un enorme potencial humano en talentos, en riquezas y en terreno, se convirtieran con los años en un bloque fuerte, que amenazara el poder económico de EEUU, a quien no le conviene que crezca demasiado la competencia económica, hay que combatirla con los medios que sean. La solución que encontró fue crear la discordia entre Europa y Rusia, lo ha conseguido: se han puesto sanciones a Rusia, y Rusia ha respondido bloqueando el ingreso de productos europeos. ¿Quién pierde? Rusia y sus socios comerciales europeos; ¿quién gana? EEUU.

Pero la historia no ha terminado, porque Rusia está acrecentando sus lazos comerciales con China y con India, el bloque de países BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) ya tienen su propio Banco, competencia del Banco Mundial, Rusia está comerciando con China en rublos y yuanes. El frío amenaza a Europa, porque en caso extremo los rusos cierran la llave del gas y se aprietan el cinturón (tienen una larga historia de resistencia), mientras los europeos se congelan. A EEUU lo amenaza otro frío, el gasto excesivo (el 20% del presupuesto anual es gasto militar) y el endeudamiento excesivo (la deuda pública es el 97.9% de su Producto Interno Bruto[3]); este frío puede convertirse en el congelamiento tradicional del presupuesto hasta que el congreso autoriza un endeudamiento todavía mayor; veremos este fin de año lo que sucede. Comparativamente, México debe nada más el 26.7%, Japón el 51.3% y Rusia el 33.8%.

[1] https://jlgs.com.mx/articulos/historia/mexico-y-eeuu/dos-batallas-modelo-austerlitz-y-san-jacinto/

[2] http://www.theguardian.com/commentisfree/cartoon/2014/sep/24/first-dog-terrorism

[3] http://mecometer.com/topic/external-debt-percentage-of-gdp/

25.9.2014


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