Sam Mendes dirigió Road to Perdition (Camino a Perdición) con cuatro grandes de la pantalla: Paul Newman, Tom Hanks, Jude Law y Daniel Craig. Narra la historia de un jefe de la mafia en Chicago (Paul Newman) que recogió desde pequeño a Sullivan (Tom Hanks), quien se convierte en su hombre de confianza, su ejecutor y a quien quiere más que a su propio hijo (Daniel Craig). Hay dos escenas que describen la personalidad de estos dos hijos con maestría. Se celebra una reunión en casa de Paul Newman, hay un piano en la sala; el jefe se sienta y toca una melodía (una hermosa tonada, en re menor, con una sola mano) y se le junta Sullivan, completando la mano que faltaba; entre los dos tocan esa pieza, sencilla y conmovedora; al final Paul Newman abraza al hijo adoptivo y Daniel Craig simplemente observa. En otra escena se acerca un niño a Craig, a quien llaman “Smiley” (sonriente) y le pregunta la razón del apodo; Craig, que es un hombre muy guapo según mi hermana Isa pero que no tiene un rostro hermoso, sonríe al niño con la sonrisa depravada y estúpida que lo acompaña toda la película. Es precisamente Smiley quien desencadena la tragedia, porque celoso de la preferencia de su padre por Sullivan toma decisiones que acaban con el clan al que pertenece. El título viene de un pueblo llamado Perdition a donde huye Sullivan con su hijo, en un intento desesperado y tardío por librarse y librar al niño del destino que su profesión le marca. En una escena de crueldad refinada, Jude Law actúa a un asesino contratado para matar a Sullivan, quien pretende elevar su oficio a la calidad de arte fotografiando los últimos momentos de los que asesina.

Esta película, como cualquier obra de arte, admite muchas lecturas. La metáfora del pueblo Perdition como el destino que Sullivan eligió para sí y para sus descendientes al convertirse en matón es la más adecuada: la tragedia originada por Smiley al matar a la esposa de Sullivan, la venganza del viudo a pesar del amor por su padre adoptivo, la huida y la persecución, todos son elementos que se hilvanan naturalmente; el fin trágico de Sullivan, asesinado, es la conclusión natural de la vida que llevó, aunque hubiera tocado el piano en aquella fiesta junto con su padre adoptivo. Todo está narrado con buenas actuaciones y una fotografía fuera de serie, de lo mejor que yo conozco en el cine.

No existe un camino seguro al éxito, pero sí hay caminos garantizados a la perdición, por ejemplo el que siguen nuestras autoridades en Educación. Lo primero que hace una verdadera Autoridad son tres cosas: enderezar las finanzas, generar trabajo y atender la educación. Napoleón apoyó la École Polytechnique, que junto con las grandes ecóles ha formado generaciones de estudiantes que han nutrido al gobierno y la industria francesas de profesionistas capacitados. En otro artículo mencioné a Wilhelm von Humboldt como el iniciador del sistema educativo alemán. El mejor administrador de un país que ha habido, Nizam al-Mulk (Persia, 1018-1092) trabajó para el Imperio Seleúcida y fundó una gran cantidad de escuelas llamadas Nizamiyas, instituciones de altos estudios que formaron los sabios, administradores y profesionistas de aquel tiempo en que  el imperio árabe vivió sus siglos de oro. Cuba, con todos los problemas que ha sufrido por el bloqueo norteamericano, mantiene un excelente sistema educativo y sus médicos son reconocidos mundialmente.

Por lo tanto no sorprende que el Presidente no haya saludado al Secretario de Educación después de su informe: tenemos muchos problemas en educación. Pero la culpa no es de Chauyfett, es del gobierno completo y el problema no son los bloqueos, sino lo que significa que un grupo de maestros (sic) abandonen clases, viajen al DF, desquicien la ciudad, den ese ejemplo a la ciudadanía, y sigan cobrando. Si lo que quiere el gobierno es instruir a los niños en que el aprendizaje no sirve para nada, en que el compromiso de atender un trabajo no se respeta, en que gritoneando y bloqueando calles se puede conseguir mejores resultados que mediante el trabajo, si lo que quieren es que México sea cada vez más el patio trasero de los Estados Unidos, entonces las autoridades están haciendo lo correcto.

En un momento en que cualquier país que se respete respeta la educación, fomentando universidades y apoyando escuelas a todos los niveles, México permite que se suspendan las clases, que los maestros dejen las aulas y protesten en el DF, que causen molestias y que les sigan pagando. ¿Qué es lo que ve el niño que se quedó sin clases? Un aula vacía y un gobierno que no se atreve a imponer el respeto que la educación merece de los profesores. ¿Hacia dónde camina México con esta educación? A conservar como analfabetas a toda una generación de niños, aunque después podrán trabajar de braceros en los EEUU, en ese puesto no se requiere saber leer ni escribir.


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