1- Motivación científica.

En el salón de Pepito toca clase de biología. Están estudiando biodiversidad y la maestra tiene preparadas para esta ocasión unas imágenes de ambientes naturales de todo el mundo. Son pocas, en realidad: los ambientes naturales son cada día más escasos. Ya mencionó a los extintos oso gris y tigre siberiano, Pepito la ha interrumpido para preguntarle si en aquellas zonas también hay chapulines, y le toca el turno a la hiena. Explica la maestra que ese animal vive en regiones muy apartadas, que casi siempre anda sola, come carroña y únicamente tiene relaciones sexuales una vez al año, siempre con el objeto único de reproducirse, tal y como enseñan las escuelas de extrema derecha. La maestra describe a la hiena como un animal feo, parecido al perro pero mal peinado, más traicionero que el lobo y que cuando emite un sonido, echa un grito que parece una carcajada.

Sigue la sesión de preguntas y respuestas –en caso de que la maestra sepa- y alguien pregunta por el color, otro por el tamaño, la niña más nice pregunta si venderán zapatos de piel de hiena, alguien le contesta que puede mandarse hacer una máscara para reír con naturalidad, un avispado pregunta si en el zoológico clandestino que descubrieron en una casa incautada en el DF también había hienas, cada pregunta y cada respuesta interrumpidas por las señas insistentes de Pepito, que no se sabe si quiere preguntar algo o tiene urgencia de ir al baño.

Finalmente –trágicamente, antes de que suene la campanada- no queda más mano levantada que la de Pepito y la maestra se ve obligada a preguntarle.

“Seño, si la hiena vive allá por casa de la fregada, siempre anda sola, está fea, no tiene compas, grita como pito de calabaza, come mierda y además tiene sexo una vez al año, ¿de qué se ríe la desgraciada?”

2-Motivación banal.

Hacia 1880 todavía se tenía la idea de que la luz era una especie de onda, algo que se mueve como las olas del mar, o como los sonidos en el aire. Una onda como las olas o el sonido supone un medio en el cual se mueve; de hecho, esas dos ondas no son más que movimiento del agua del mar, o movimiento del aire: el agua y el aire les dan existencia, como medio que se mueve, a las olas del mar y al sonido.

Para explicar esta naturaleza ondulatoria de la luz se había postulado la existencia de una sustancia análoga al agua o al aire de mis ejemplos. Ocultaron la ignorancia en terminología –nadie había visto ni oído ni olido y saludado al medio en que vibraba la luz- y lo llamaron éter, una sustancia que estaba en todas partes y que era la que permitía que la luz tuviera su movimiento de ondas. Así se quedó, en calidad de indocumentado en el país de la Física, porque no le podían dar su credencial del IFE y tampoco lo podían correr, porque el mundo se quedaría a oscuras.

Dos científicos norteamericanos, Albert Michelson y Edward Morley, fueron enviados en 1887 por la SEGOB del país de la Física para inquirir sobre la naturaleza del éter; sus instrucciones eran precisas: o decían de dónde venía, o lo deportaban. Estos científicos diseñaron un experimento mitad ciencia y mitad filosofía, muy ingenioso, para detectar la presencia del éter. El punto de partida es que la luz se mueve en el éter, y por lo tanto será sensible a las variaciones que pueda tener el éter, tales como la propia velocidad con que se mueva el éter. Este razonamiento es análogo a lo que sucede con el efecto Doppler: cuando viene una ambulancia hacia nosotros su sirena suena aguda, y  cuando se aleja la sirena se hace un poco más grave; la razón es que la velocidad de la ambulancia empuja a las ondas de sonido cuando viene hacia nosotros, y por el contrario, las va dejando como estela detrás de ella cuando se aleja.

Michelson y Morley se dieron a la tarea de medir la velocidad del éter y luego decidir. Hicieron el razonamiento de que la Tierra, en su órbita alrededor del Sol, viajando a 30km/segundo, siempre se estaría moviendo dentro del éter, y en algún momento del año se encontraría el éter de frente, en otras de costado, en otras “soplando” desde atrás. Imagine que usted va en bicicleta por la Gómez Morín un domingo, viaja al norte y tiene el viento en contra (digamos, la Tierra en marzo trae el éter en contra); usted se consuela pensando que cuando llegue al puente del Tercer Anillo se dará la vuelta, y entonces traerá el viento a favor (en septiembre = marzo + 6 meses, la Tierra traerá al éter a favor). La cuestión era, ampliando este razonamiento sencillo, encontrar alguna prueba de variación en la velocidad de la luz, y por lo tanto, de la existencia del éter.

Pero no encontraron esa diferencia. Diseñaron unos aparatos muy sofisticados, que permitían hacer mediciones de la velocidad de la luz sumamente precisas, del orden del 99% de exactitud. En marzo y en septiembre, en todos los días del año las mediciones resultaron las mismas, y la conclusión fue que la luz se movía siempre con la velocidad c = 300000km/seg.

Ahora sigue la parte filosófica: si el éter era el medio que sostenía la ondulación de la luz, entonces debería haberse detectado alguna variación debida al movimiento de la tierra (como el ciclista con el aire o como la sirena de la ambulancia), pero no se encontró variación. ¿Dónde quedaba entonces el éter? Por ahí alguien se acordó que al éter nadie lo había visto, y que hacía muchos años se inventó su existencia para justificar la naturaleza ondulatoria de la luz. Pero se había llegado a que la luz vibraba y se movía a velocidad constante, con éter o sin éter. Lo más sencillo fue decir: “habíamos inventado al éter, pero ya vimos que no aparece por ningún lado y que no lo necesitamos. Declaramos que el éter no existe”.

3-Declaraciones etéreas.

Como el Presidente vino a Aguascalientes a esta semana a celebrar el Día Mundial de Hábitat, el tema de estos días fue el crecimiento de las ciudades, el desarrollo sustentable, y una vez más la ecología. Por curiosidad y sin convicción leí las noticias buscando algo de sustancia, pero solamente encontré que habían invitado a alguien a darle un premio, más las usuales declaraciones de políticos con discurso hueco sobre discurso vacío, o lo que es lo mismo, lloviendo sobre mojado.

Como datos duros, salió básicamente lo que ya sabemos: dos terceras partes de los mexicanos vive en ciudades, las ciudades ocupan el 2% de la superficie del mundo y la afirmación del Gobernador de que el modelo urbano actual (lo que sea que eso significa) ya caducó. Siguió flotando la promesa del parque de 15 kilómetros de largo por 40 metros de ancho, excelente noticia para los corredores, caminantes y ciclistas.

En el resto de las noticias desfilaron sin pena ni gloria ni documentación que acredite su personalidad los siguientes sujetos: especuladores, agotamiento de reservas, mancha urbana, ciudades amables, periferia, ejidos privatizados y anillos periféricos.

Dicen que la aburrición es madre de todos los vicios; la afirmación es incompleta, también es madre de interesantes descubrimientos. Busqué entre las noticias atrasadas algo de más sustancia, yo estaba aferrado a que existía una especie de éter político, algo que soportaba y daba consistencia al movimiento ondulatorio de las opiniones políticas, y con esta idea en la cabeza busqué noticias relacionadas con el hábitat.

Lo más sustancioso que hallé fue una definición de Desarrollo Sustentable. Lo más importante es que está en la boca de todo funcionario público cuando se refiere al crecimiento de las ciudades, a mancha urbana, a uso del suelo y hasta al sentido de la calle Nieto, hacia la Plaza de Armas o desde la Plaza de Armas. Luego viene la definición: parece que se trata de equilibrar tres aspectos de la vida humana: ecológico, social, económico, para volverla soportable, viable, equitativa y sostenible. Quién sabe qué significa pero se oye muy bonito y eso es lo que dice la definición. Por ahí está la sospechosa presencia de la palabra “sostenible” en la definición de Desarrollo Sustentable, pero no podemos exigir a estas alturas que lo definido no sea parte de la definición, porque en ese caso deberíamos decirle a nuestros senadores y diputados: “fuera manos del IFE” (el IFE es un organismo ciudadano para controlar a los partidos en las elecciones, no para que los partidos controlen al organismo).

No soy el único que piensa así. El filósofo Luc Ferry dice lo siguiente, refiriéndose al Desarrollo Sustentable  “sé que el término es obligatorio, pero lo encuentro tan absurdo, o más bien tan vago, que no dice nada”.

Pero hallé una noticia que en su vaguedad, es un verdadero tesoro, la comentaré ahora.

4-Nuestro Código Urbano y el éter.

El 29 de Abril pasado declaró nuestro Secretario de Planeación (no me he aprendido su verdadero título) que van a hacer un nuevo Código Urbano, que bla bla bla, y en resumen eso es lo que requiere el Aguascalientes del siglo XXI. Hasta ahí, todo va bien, los políticos están haciendo su trabajo e inclusive se dice que en el Congreso ya van a darle una hojalateada a la Ley de Juegos de Azar que data de 1947.

Si ahí se hubiera callado nuestro Secretario Oscar López Velarde no hubiera pasado nada, parte del quehacer sexenal es modificar una que otra ley. El problema es que empezó a alabar la legislación urbana y el crecimiento de nuestra ciudad; ahí fue donde se me quitó el aburrimiento.

Declaró OLV que hemos sido pioneros en el Estado, ponderó la creación de la calle Madero porque unía los dos puntos más importantes dentro de la ciudad (algo así como darle un premio al diputado porque asistió a las sesiones), habló de un plano regulador de la ciudad, del Primer Anillo, de un eje oriente-poniente (López Mateos) y dos ejes norte-sur (Héroe de Nacozari y Américas-Universidad), etc., y termina diciendo, en los tres periódicos que consulté, que “unifican diversos reglamentos municipales, superando el viejo esquema de bandos de policía y buen gobierno”.

Ahí terminé de despertarme, porque me acordé al mismo tiempo del chiste de la hiena y del experimento de Michelson-Morley. Este último apareció así: intenté comprobar la última declaración porque no le veo el caso a superar algo relacionado con buen gobierno. Pensé que el primer periódico se había equivocado y busqué la misma noticia en otros periódicos, pero constaté que decían exactamente las mismas palabras. Es decir, no había movimiento del éter periodístico, sino que estaban citando tal cual una declaración del OLV.

La aparición de la hiena en mi imaginación fue un asunto más grave. No sé en qué ciudad vive OLV, pero aquí en Aguascalientes son una vergüenza esas avenidas que menciona, aunque se hayan creado con tanta visión en su momento. La Oriente-Poniente, como se llamaba al principio, fue hecha con 3 carriles por lado, tiene incontables semáforos, sufre de embotellamientos en horas pico y quedó tan estrecha porque el Gobernador en turno, asesorado por sus amigos, consideró más conveniente para la ciudad hacer terrenos para vender que hacer más carriles. La misma historia con el Primer Anillo, al que últimamente están tratando de aligerar su tráfico haciendo puentes y túneles. Para no hacer el cuento largo, sucedió lo mismo con el Segundo y con el Tercer anillos, con reglamentarios 3 carriles por lado, que ahora se ven muy anchos y muy bonitos allá donde se junta el Tercer Anillo con Juan Pablo II, pero es porque todavía no hay casas ni coches. En unos años más, si los planes de OLV de completar el Tercer Anillo continúan, tendremos ahí el tráfico que ahora se padece en las otras avenidas mencionadas. De origen, ninguna de esas cuatro avenidas tenía un solo puente o túnel, una razón más para presumir.

Llamar “eje norte-sur” a Héroe de Nacozari es un delito contra el idioma. Me pregunto si una calle que tiene dos carriles en algunos puntos (frente al Palacio de Justicia) puede llamarse así. A mí me daría vergüenza mencionar esa calle, no me atrevería a ponderarla, por algo yo no soy Secretario de Planeación. Esa calle, en horas pico y en esa zona, es casi un estacionamiento. Pero definitivamente la cereza del pastel fue el otro eje norte-sur: Universidad-Las Américas. Le recuerdo al Secretario que se le olvidó mencionar el centro de la ciudad, ya sea por la calle Libertad o por la que él quiera, para que ese “eje” atraviese efectivamente la ciudad. Ponderar ese trayecto en el contexto de hablar del buen desarrollo urbano de la ciudad, yo creo que es más o menos lo mismo que hablar de democracia en Cuba.

Además tenemos el gravísimo problema, no mencionado en los planes grandiosos del 29 de Abril, del agua. Para mala suerte de nosotros y todos los que vivimos entre la Sierra Madre Oriental y la Occidental, en toda esta región llueve muy poco, y ya somos como 50 millones aquí. Yo llegué a ver el cristal hermoso del agua en el fondo de un pozo que estaba en el Colegio de la Paz, en la calle Primo Verdad; pregunto ahora: ya que toda el agua potable de la ciudad es de pozos, ¿a qué profundad se está extrayendo? ¿Cuántos años más nos quedan de agua en el subsuelo, al actual ritmo de extracción? Sabiendo que las plantas ayudan a conservar la humedad de la tierra y a retener el agua, ¿qué justificación existe para acabar con el pulmón verde que queda al Poniente de la ciudad?

Y la pregunta fundamental es esta: ¿cuántos habitantes puede soportar esta región? ¿De qué tamaño quiere OLV que llegue a crecer Aguascalientes?

Todas esas avenidas que pondera el Secretario se construyeron impulsadas por la avaricia inmobiliaria: comprar terrenos donde se van a hacer avenidas, construir las avenidas, hacerlas lo más angostas que se pueda, especular con el valor del terreno circundante. Lo digo yo con mis palabras, pero las mismas ideas que aquí expreso vienen escritas en un documento publicado por SEGOB, que usted puede consultar en

http://www.conavim.gob.mx/work/models/CONAVIM/Resource/pdf/AGUASCALIENTES.pdf

Como en el chiste de la hiena: si tenemos tantos problemas de embotellamientos, crecimiento desmedido, falta de agua, agotamiento de áreas verdes, 20% de terrenos baldíos, etc., ¿de qué nos reímos en Aguascalientes?

5-Premio de consolación

Con los años uno se vuelve apegado a sus recuerdos. Un día le pregunté a mi papá si tenía una fotografía de las lanchas que me platicaba navegando en el Río San Pedro. Me contestó que no, y me dije a mí mismo que yo sí les dejaría fotografías a mis hijos. Ahora quiero compartir con usted una panorámica que tomé del Poniente de la ciudad, en estos días que está verde por dos razones: acaba de pasar el verano, y todavía no construyen por ahí la continuación del Tercer Anillo. Si usted tiene apego a la memoria de nuestro pueblo, ahora que todavía tiene algunas partes verdes, con mucho gusto le regalo una copia digital, con suficiente nitidez para que vea las vacas y los árboles y los matorrales, y se acuerde de cómo era Aguascalientes. Escríbame a jlgs@jlgs.com.mx y con mucho gusto se la enviaré.

También se aceptan donativos para imprimir esa foto tamaño 3 metros x 60 cm., y que entre todos se la regalemos a la Secretaría de Planeación.