En el debate presidencial del 6 de mayo hay tres grandes resultados: 1) ganadora (la edecán que lució como si estuviera anunciando la lucha libre), 2) un grupo poco destacado de participantes (los candidatos), 3) perdedor (el pueblo de México). Si alguien dice que el candidato X fue el ganador en el debate, entonces hay una de dos posibilidades:
  • Esa persona es parte del equipo de campaña de X
  • Esa persona está en la nómina de X
No hay manera de afirmar con sustento que ganó un candidato: todos hicieron propuestas vagas, expresaron sus mejores deseos por el México que están soñando, eludieron muchos temas cruciales, dijeron que iban a hacer cosas sin mencionar el presupuesto, se atacaron los unos a los otros y se defendieron como pudieron.
En orden alfabético de apellido daré mi opinión sobre cada uno.
AMLO. Mencionó una y otra vez los grandes problemas que tiene México, diciendo que nuestro modelo económico no es adecuado para el pueblo, pero es muy adecuado para el grupo de grandes empresarios aliados con los políticos que gobiernan el país. Atacó a EPN, como parte de ese grupo dominante. Hizo las usuales propuestas descabelladas (bajar el precio de la gasolina) y dijo que había que mejorar la educación, atacar la corrupción, ayudar al campo y dar seguridad social a todo mundo. La presencia física de AMLO no es impresionante, habla en forma demasiado lenta, le falta soltura. Al final propuso una lista de personalidades interesantes para integrar su gabinete (Cuauhtémoc Cárdenas, Ramón de La Fuente, Ebrard). Citó a Santa Anna, uno de mis villanos favoritos, con una analogía que me hizo enverdecer de envidia, puesto que a mí no se me había ocurrido: mencionó AMLO que los mexicanos mismos mandaron llamar a Santa Anna del retiro en donde se encontraba, para que los viniera a rescatar una vez más, informándole Lucas Alamán de que ya tenían todo controlado, los periódicos alineados, etc. La comparación fue con el PRI, que en este momento se encuentra en retiro, como Santa Anna, y a quien algunos mexicanos quieren convocar a que gobierne, como Lucas Alamán, informando que tienen controlada la prensa; ahí se me termina la imaginación, no sé a quién se podrán referir.
EPN. Es el que más ha estado expuesto a los reflectores; derrocha seguridad en sí mismo, mira fijamente a la cámara y habla con firmeza, lo mismo si dice que “me comprometo y cumplo” que si defiende a Arturo Montiel: yo creo que EPN tiene suficientes tablas como para pasar cualquier prueba de polígrafo. Sus propuestas son totalmente vagas y ninguna es novedosa, salvo la seguridad social universal (invento de Fox) en la que ahora todos los candidatos coinciden. Se defendió lo mejor que pudo de las acusaciones, eludiendo las más comprometedoras y citando datos de fuentes dudosas que han sido refutadas (por ejemplo en el programa de Carmen Aristegui, en relación al gasto en publicidad), y también atacó generosamente a AMLO y a JVM.
GQ. Este señor se divirtió mucho en el debate: no tenía nada que perder ni que ganar, una y otra vez se refirió a los demás candidatos como “los políticos”, como si él no fuera candidato, habló con desenfado y nos libró por momentos de esa odiosa carga de solemnidad que es la aureola de cualquier verdadero político. Fue de los pocos que dio datos duros y escandalosos, como un gasto mayor en subsidiar gasolina que en combatir la pobreza, señaló con acierto que la ciencia y la tecnología están abandonadas en México y que ningún país puede salir adelante sin ellas. Habló en términos muy objetivos de uno de los grandes problemas de México y el mundo: el daño ecológico y la deforestación, y propone que los apoyos de Procampo sean canalizados a reforestar. Podríamos decir que su papel fue el de bufón, que lo hizo bien, y que seguramente se ganó el respeto de su patrona
JVM. Propuso algunas cosas muy interesante, como eliminar “eliminar el fuero a toda la clase política sin excepción”; creo que es una propuesta magnífica, ojalá se implemente. Insistió en la necesidad de la educación y de la cultura en una forma que revela reflexión: “cuando un niño toca un instrumento musical, difícilmente va a tocar un arma” que también aprecio mucho por mi gusto por la música. Pero su expresión fue acartonada, siempre la misma, habló una y otra vez a las mujeres pero sin meterse de lleno en el tema de género, atacó a EPN cuanto pudo y se defendió de las acusaciones de no asistir a las votaciones en la Cámara de una manera vaga.
OPINION. Yo tenía mayores expectativas en este debate: más acusaciones, mejores réplicas, propuestas más concretas, que alguien se despeinara. Pero todos asistieron engomados al debate, ni siquiera Quadri perdió la galanura. Visto de otra manera, el debate fue demasiado plano, es como si a todos los candidatos los hubieran ecualizado, igual que hacen con la música de supermercado: se oye pero no se escucha. Como en política no hay coincidencias, este aplanamiento del debate es un resultado que se buscó deliberadamente para evitar la confrontación (oficialmente), para buscar la igualdad (también oficialmente), y para proteger al candidato que tenía más que perder, EPN. Debate verdadero, como los que se merece el pueblo entre los que buscan la presidencia, es por ejemplo del de Sarkozy contra Hollande, en Francia; tres caídas sin límite de tiempo, es lo que debió haber dicho la edecán al principio del evento, como si fuera una verdadera lucha.
Pasar a los candidatos desde antes la lista de las preguntas es regalar el examen, y el debate deja de ser un debate porque se vuelve predecible. ¿Qué va a decir JVM cuando la acusan de que faltó a las sesiones? Que estaba ocupada en asuntos de la cámara o que no es cierto. ¿Qué va a decir EPN cuando le toquen a Arturo Montiel? Nada, se va a escurrir. ¿Qué va a decir AMLO cuando lo acusen de contratar a bandidos como Bejarano? Que pisaron la cárcel. Un debate predecible no es debate.
Otro factor importante es el tiempo. Las dos horas que duró son totalmente insuficientes para que una persona exponga un proyecto de nación, mucho menos cuatro. Como consecuencia, hubo muchos temas importantísimos que fueron ignorados o tocados superficialmente:
  • Corrupción. Con PRI y con PAN, la corrupción sigue su marcha. En esto tiene razón AMLO, que es lo mismo cualquiera de ellos. AMLO dijo que acabaría con la corrupción y que nos ahorraríamos 600,000 millones, pero no dijo cómo, y es como si no lo hubiera dicho.
  • Relación con EEUU. En el debate parecía que México era lo único que existía en el mundo, porque no se habló de esta relación tan cercana y tan difícil que tenemos con el vecino. Por ejemplo, el tema tan sabido de que EEUU es el mayor mercado de drogas del mundo, que atrae a vendedores de todas partes del mundo, y que los norteamericanos utilizan para lucrar, vendiendo armas. Cualquier proyecto de la seguridad en este país que no tome en cuenta la relación con EEUU está destinado al fracaso, y en el debate ni siquiera se tocó el tema, imagínese lo objetivo de este debate.
  • La educación fue abordada en los términos más vagos posibles, y sin tocar a Elba Esther ni con el pétalo de una rosa. Hagan de cuenta, señores candidatos, que no dijeron nada de educación.
  • Todos mostraron preocupación por el campo.  Quadri dio una alternativa para reforestar (Procampo), pero parece que ninguno de los candidatos conoce el Norte de la república (más precisamente: de Aguascalientes para el Norte) donde no hay ni habrá reforestación posible sin una solución, aunque sea parcial, al problema del agua. Llegó el final del debate, y con coraje por esa ceguera, observé que ninguno dijo nada de hacer más presas.
  • Excesos en el gasto público. Ninguno puso el dedo en la llaga del enorme gasto que representa para el país la clase política (partidos + IFE, que ya no es organismo ciudadano + diputados + senadores) ni propuso cirugía mayor al Presupuesto de Egresos para distribuirlo más acordemente a las necesidades del país y no de la clase política.
Sin embargo, debo agradecer al debate la más reciente adición a mi catálogo personal de iniquidades, en el rubro DISPENDIOS. Mientras se daban golpes con singular entusiasmo, EPN y AMLO cruzaron acusaciones de gastos excesivos en tv, y manejaron cantidades entre $600 millones y $1000 millones con cargo al erario, pagados a la televisión. Ya ofreció AMLO que se retira si gastó más de $1000 millones cuando estuvo al frente del GDF, pero EPN guarda un prudente silencio, porque el tema de los gastos de campaña le causa escalofríos. Naturalmente, aparece Comunicación Social, esa dependencia stalinista dedicada al culto de la personalidad, como la que ejerce esas cantidades. Mi punto es este: ¿cuál es el beneficio para el pueblo de que un gobernante promocione su imagen? Ni modo que se me vaya a olvidar el nombre de mi presidente o mi gobernador: como ciudadano quiero que hagan bien su trabajo y que no me tapen el sol con espectaculares donde ellos aparecen. Y aquí llegamos a una más de las paradojas de la democracia: los políticos nos cobran (porque usan el dinero público) para promocionar su imagen, convencernos de que son los precisos, y obtener el siguiente puesto. Además, esta promoción de la imagen se ha convertido en una campaña armamentista: ya solamente quedan tres bardas en toda la república sin la efigie de Peña Nieto, y los demás candidatos sienten que la Virgen les habla y que el público no los conoce lo suficiente porque no los ve lo suficiente, y buscan con desesperación dinero para promover también su propia imagen.
Pregunto: ¿qué tiene que ver el rostro de un político en espectaculares con que sea buen o mal gobernante? Según yo, una relación inversa: mientras más se promueve, es peor gobernante.
Para finalizar, mencionaré el recién descubierto Anexo V (en dos folios de piedra, labrado en Times New Roman de 120 puntos) al Código Hammurabi (1775 a.C.), donde aparece grabada en escritura cuneiforme una verdad más clara que el agua:
Proyecto que no está en el presupuesto, no es proyecto.
Todos los candidatos dijeron que iban a hacer tal y cual cosa, todos dijeron que como México no hay dos, todos ponían los ojos en blanco cuando expresaban su amor a la patria y su deseo de que los campesinos tuvieran comida, pero NINGUNO dijo de dónde van a salir los recursos. Eso y nada, es lo mismo. Ojalá el próximo sea un debate de verdad.
[Puede usted consultar el texto íntegro del debate.]

 


Comentarios

Round de sombra — 1 comentario

  1. Hola José Luis: Efectivamente,para que fuese debate tendrían que haber argumentado y discutido las ideas,lo acartonado de la “puesta en escena” que padecimos el domingo pasado no fué más que lo mismo de siempre.Sin embargo,aunque coincido con la mayoría de tus puntos,escuché a López Obrador decir que lo primero que haría sería bajarse el sueldo a la mitad si fuese presidente y a todos los dispendiosos salarios de todos los funcionarios públicos.También que se acabarían las graciosas concesiones para los que no pagan al fisco lo que deben(léase como ejemplo Televisa y Tvazteca,etc.),pienso que la Vázquez Mota y AMLO iban con una meta,bajarle los puntos al que va arriba en las encuestas,denunciando hasta la saciedad a Peña Nieto,cosas archirecontrasabidas por nosotros que leemos,pero no era para nosotros que hablaban sino para el resto de país que no lee ni sigue los periódicos.Quizás por mínima justicia deberías pensar en que AMLO no se ha enriquecido a costa del erario,que las personas que lo rodean tienen prestigio como honestas e inteligentes,probablemente darle tu voto y que tus lectores lo piensen,ya se probó lo que el PAN es capaz de hacer,¿por qué no darle la oportunidad a los que desde hace casi 20 años gobiernan al DF?. Ya no cites a Bejarano y a Ponce,se les corrió y siguió proceso penal,cosa que el PRI ni siquiera lo hace con Moreira,solamente lo despide,parecen como a los sacerdotes que cometen delitos tan terribles como la pederastia,en vez de meterlos a la cárcel,solamente los cambian de parroquia. Que AMLO hable lento no quiere decir que sea tonto. Hay que preocuparnos porque el títere de Quadri con sus socarrones comentarios de “Estos políticos…”(como si contender por la presidencia no fuese hacer política)parece que ha logrado el 2% que la lideresa nefasta del SNTE requería para que su partido no perdiese el registro…”Pobre México,tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos” dijo Porfirio Díaz.Sin embargo,tengo la esperanza de que voten para darle la oportunidad a este país de sanearse,que voten por AMLO y que Obama no sea como Bush y respete que gane un candidato “de izquierda”.La guerra sucia contra él no puede creerse a estas alturas. Felicidades,escribes muy bien.

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