Dice el matemático ruso Vladimir I. Arnold que en la URSS se estancó el desarrollo económico porque no le hicieron caso oportunamente a Leonid V. Kantorovich, matemático soviético, premio Nobel de Economía en 1975. Este profesor había desarrollado hacia 1930 unas teorías de optimización que dieron origen a una disciplina muy importante, la Programación Lineal (enseñada actualmente a ingenieros y economistas), pero tuvo la mala suerte de que sus ideas fueron vistas y aplicadas por Mussolini, por lo tanto se calificó a Kantorovich de fascista, lo corrieron de la Universidad de Leningrado y “por esa causa nuestra economía está muchas décadas detrás de la economía mundial”, escribe Arnold[1]. Hay un error en este razonamiento: la economía soviética, como disciplina, se estancó porque partió de una base dogmática que no admitía cuestionamiento; como medida del desarrollo económico de la URSS también se estancó, porque la URSS cargaba con enormes costos burocrático, de vigilancia y militar, y porque el socialismo, al abolir la propiedad privada, privaba al individuo del incentivo a la innovación: “¿de qué me sirve inventar un proceso mejor, si finalmente el Partido va a decidir y en cualquier caso yo no gano nada?”. Así, la sociedad soviética se vio privada de gran parte de las aportaciones de los individuos. Arnold fue una de las mentes matemáticas más brillantes del siglo XX, pero también cometió errores.

Sin embargo, su libro es sumamente interesante e instructivo, tanto a nivel de anécdotas como de formación del pensamiento crítico. Por ejemplo, cuenta el caso del político que presumía de conocer Matemáticas, y cuando quería insultar a alguien le decía “usted es un cero a la izquierda”, “la inteligencia de fulano es infinitesimal”, “zutano es prácticamente un número negativo”. Un día le preguntaron por un enemigo, y opinó “perengano es tan nocivo, que es realmente un número negativo al cuadrado”, olvidando en su celo la regla  — x — = +. Todos sabemos que el clima es muy difícil de pronosticar, pero Arnold da una explicación matemática: modelando el clima mediante un sistema de ecuaciones diferenciales, observó que cualquier perturbación en las condiciones de inicio (situación del clima al hacer el pronóstico) produce una diferencia muy grande en el resultado a unas horas de diferencia; es como si arrancar un maratón ½ segundo antes o después produjera una variación al final de una hora o más. En maratones, un segundo más o menos al arranque es lo mismo, pero en materia de clima las modificaciones al empezar producen gran variación porque son sistemas inestables. El más estable de todos los sistemas es, sin embargo, la carrera de Aquiles y la tortuga, narrada según Zenón: si la tortuga arranca 1 segundo o 1 minuto antes que Aquiles, de todas maneras nunca será alcanzada, con tal de que empiece antes que Aquiles.

Arnold cuenta que por casualidad se salvó la ciencia nuclear en la URSS. En 1940 había 1940 un grupo de intelectuales y científicos que influían grandemente en el ánimo de Stalin, como Lysenko, un agrobiólogo que negaba la Teoría Mendeliana de la Herencia y hablaba al oído de las autoridades diciendo que conocía la solución para crear una variedad de trigo de características ideales: su secreto era que los individuos pueden heredar características adquiridas, no nada más las características genéticas; sus experimentos llamaron la atención, porque prometían resolver el problema de la alimentación, y se convirtió en favorito del régimen[2]. Miembros de su círculo querían exterminar a la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica y la teoría matemática de límites (en la que está basado el 95% de la investigación en Física) porque eran demasiado idealistas. En 1949 otro científico, Igor Kurchatov, pudo hablar con Stalin y le dijo que podían abolir la genética, pero en caso de la URSS quisiera producir una bomba atómica como la que ya tenía Estados Unidos, deberían ordenar a Lysenko y su círculo de destructores que ellos la construyeran sin recurrir a mecánica cuántica ni a ecuaciones diferenciales. Kurchatov convenció a Stalin y fue el director del programa atómico en la URSS.

Un día invitaron a Arnold de sinodal al examen de Marximo-Leninismo que tenían que pasar todos los estudiantes de la facultad de Mecánica y Matemáticas de la Universidad de Moscú. Se presenta un estudiante negro que trabajó a conciencia y da respuestas correctas a todo. Arnold lo quiere calificar con 5 (la escala en Rusia es de 1 a 5), pero el otro sinodal se opone: “¿Sabe usted de qué país de África viene? Nada menos que de XXX, en cuanto regrese a casa nos acusará de fascistas. Imposible darle 5.” Llega luego una estudiante tártara (los tártaros son en su mayoría musulmanes) y el sinodal pregunta sobre la educación atea obligatoria en la URSS. La muchacha da una buena respuesta, citando autoridades adecuadas para la ideología oficial. “¿Pero usted cree en dios[3]?”, pregunta el sinodal. “Como miembro del Komsomol yo debo pensar que…” y recita la letanía oficial de que dios no existe. El sinodal se desespera y pregunta a bocajarro: “¿Usted sabe si hay una mezquita en Moscú? ¿Dónde está ubicada?” Ella responde: “Posiblemente haya una mezquita, pero yo no sé dónde está.” Cuando deliberó el jurado, el sinodal marxista quería darle un 3 porque estaba convencido de que mentía, pero Arnold insistió en una marca mejor. Finalmente llega un estudiante de Matemáticas al que Arnold conocía, y quien necesitaba obtener 5 para poder pasar a posgrado. “¿Hemos conseguido construir el socialismo en la URSS?” le preguntan. “De acuerdo a la decisión del 18º Congreso del Partido Comunista, se han podido construir ya los fundamentos del socialismo”, contesta. “¿Pero entonces ya terminamos, o se trata de un proceso?” “De acuerdo a la decisión del Pleno del Comité Central del Partido Comunista en marzo de 1946, finalmente hemos construido las bases del socialismo”. “Muy bien, ahora dígame quién fue su maestro de Marxismo”. “Ivanov”, responde el estudiante. En la deliberación, el marxista quería poner un 3, pero Arnold protestó y le dieron la calificación más alta, 5. La razón que daba el sinodal marxista era “el alumno contestó correctamente a todo, pero yo conozco a ese tal Ivanov, su profesor: tiene opiniones equivocadas que transmite a sus estudiantes”.

Tres de los ejemplos mencionados son intromisiones directas del gobierno en el área de ciencia (Kurchatov, la ciencia “idealista” y el examen de Marximo-Leninismo): abusando de sus atribuciones, el Estado se mete a opinar de un tema que debería ser privilegio del especialista. Hay otra forma de intromisión estatal, y es mediante la negligencia, simplemente dejar la ciencia al garete, donde el gobierno obtiene algunos beneficios a corto plazo, como veremos. La ciencia está estrechamente ligada a una estructura mental sólida y a un buen manejo del lenguaje, cualquiera que  estudia o practica ciencia tiene que tener la cabeza ordenada, dominar el idioma y además disponer de conocimientos matemáticos. Estas habilidades pueden aplicarse a todos los órdenes de la vida, no nada más a la ciencia: el individuo que razona puede sumar los ingresos anuales de los diputados y calcular para cuántos hospitales alcanzaría; también puede alzar la voz y protestar porque el candidato de Morena a la gubernatura de Coahuila adquirió recientemente las concesiones de tres minas, puede decir que gobierno y negocios no son buena mezcla, cosa que hasta los norteamericanos ya conocen en carne propia, con Trump. En resumen, un pueblo formado científicamente es un pueblo crítico que no dejará al gobierno hacer lo que se le antoje y no callará ante los robos al Erario evidentes (el gobernador Duarte se roba el presupuesto) o encubiertos (el alcalde de Ecatepec gana más que el Presidente[4]).

Por otro lado un pueblo no educado es más fácil de controlar, basta aplicar el aforismo latino al pueblo, pan y circo y comprobar en la historia que cuando el pueblo se divierte y tiene el hambre satisfecha, las cosas marchan suavemente. Pero hay un problema: un pueblo no educado sirve para mano de obra barata, no para muchas cosas más. Todas las disciplinas en que se basa el desarrollo actual requieren personas que hayan estudiado varios años: calcular una presa, realizar un diagnóstico médico, construir un puente y miles y miles de actividades en las que la vida de todos nosotros se basa, y a las que damos por descontadas. Si todos somos ignorantes, necesitamos importar doctores, ingenieros, ingenieros petroleros y prácticamente todas las profesiones (excepto a los abogados, México puede exportarlos). No seremos críticos al gobierno ni seremos muy productivos. Pero resulta que la alimentación requiere también especialistas para tratar las tierras, aplicar abonos y fertilizantes, elegir las semillas, cuidar la cosecha para que no se pudra, etc. Por lo tanto, habiendo ignorancia generalizada no hay pan y circo y aunque el gobierno tenga el beneficio de un pueblo dócil, no se podría alimentar al pueblo.

El año en que vivimos no da muchas opciones al gobierno, no puede fingir demencia frente a la necesidad de ciencia y tecnología con la esperanza de manipularnos, cualquier gobernante lo sabe (con la posible excepción de Trump que quiere quitar fondos a la investigación científica). El gobierno de México, afortunadamente, ha venido tomando medidas y haciendo un esfuerzo muy grande, medido en miles de millones de pesos, para apoyar la educación. Lamentablemente el país arrastra una inercia de cerca de cincuenta años en que el pueblo de México era “feliz e indocumentado”, más o menos los primeros 50 años del priísmo, pero desde los 80’s se ha fortalecido al CONACYT y se ha apoyado a las universidades.

En México hay muchas universidades que ofrecen carreras científicas a buen nivel: empezando por la UNAM y el IPN, en casi todos los estados existen instituciones que imparten Matemáticas, Física, Química y Biología a las que los aspirantes pueden aplicar, obtener su licenciatura y continuar después con posgrado. Pero existe una enorme brecha entre “sociedad” y “carrera científica” en el sentido de que es muy insuficiente tener unas cien opciones lo largo del país, porque la carrera científica puede y debe fomentarse desde la infancia y la actitud científica ante el mundo no es algo que aparece mágicamente a los 20 años, porque la producción científica de un país, al igual que la artística, la técnica y hasta la clase de política que se usa, todas son productos de la sociedad en su conjunto y no son el resultado azaroso de una lumbrera que nazca entre nosotros y que a pesar de las adversidades encuentra una cura contra el cáncer. En resumen, México ofrece buenas oportunidades para estudiar ciencia a aquellos que “llegan vivos a la ciencia” a los veinte años; el problema es fomentar, mantener y cuidar a lo largo de la enseñanza la flama de la curiosidad, el razonamiento, la actitud inquisitiva ante la Naturaleza que puede tener un niño con ciertas dotes.

Dicen que los buenos estudiantes salen adelante a pesar del maestro, que los malos estudiantes no avanzan ni con el maestro, que la mayoría del esfuerzo del profesor debería estar concentrado en el grueso de sus alumnos, aquellos ni tan listos ni tan limitados como para tener una suerte casi predeterminada. Yo creo que a nivel de país, específicamente con respecto a la ciencia, la sociedad debería empujar para producir más y mejores científicos, y no dejar a la suerte de la herencia genética o familiar el que solamente los más afortunados persistan y cursen una carrera científica, porque los afortunados pertenecen a una minoría del 5% y el talento existe también en la pobreza.

Si fuera por la prepa que yo estudié, mi carrera hubiera sido muy diferente a científica: en el primer año de prepa no aprendí nada nuevo en Matemáticas, y en 2º me tocó un profesor que faltaba el 80% de las veces, enseñó Cálculo Diferencial en una clase… y después fue Rector de la UAA. Con esa excelsa preparación, intenté varias carreras hasta que mi vocación se impuso e ingresé a la Facultad de Ciencias, pero resentí fuertemente la diferencia al compartir clase en la UNAM con egresados del Colegio Alemán, del CUM y de otras buenas preparatorias, era como si yo hubiera omitido bachillerato y entrado a la carrera sin preparación. Pasaron los años y las cosas cambiaron: mis hijos Rodrigo y Lucía nacieron en una casa donde hay herencia científica por ambos lados, y la UAA tiene actualmente la opción de Bachillerato Internacional (BI), que es una prepa más exigente, donde el alumno entra por un proceso riguroso de selección, y es motivado durante sus estudios a investigar, pensar y analizar sus materias, algo totalmente diferente del estúpido método tradicional cuyo objetivo es memorizar. Rodrigo estudió Matemáticas y Lucía Física, ellos pertenecen a una familia en donde se impulsa el conocimiento y la actitud crítica, lo que es algo fortuito; pero también pertenecen a una generación donde ya hay muchas opciones para estudiar Ciencias y donde EXISTE UNA OPCIÓN A NIVEL BACHILLERATO que alienta el estudio, la investigación y el raciocinio, lo que ya no es privilegio familiar, sino es algo que está disponible para todo el estudiante que quiera aprovecharlo en Aguascalientes[5]. A mí me protegió mi ángel de la guarda, a mis hijos los ayudó la sociedad.

Creo que las cosas han cambiado en cincuenta años, pero hay una enormidad todavía por hacer, y tenemos un foco rojo grande como un buen atardecer en el Cerro del Muerto: los resultados de la prueba PISA a nivel nacional son deplorables, estamos cerca del sótano: lugar 58 entre 70 países. Consulté la estadística Panorama del rendimiento en ciencias, lectura y matemáticas de la prueba PISA2015[6] que examina las tres habilidades básicas que debería poseer un alumno para cualquier asunto, no nada más para ciencia. Ciertamente que estamos mejor que República Dominicana, Argelia y Túnez, pero estamos peor que todos, absolutamente todos los países cuyo desarrollo intelectual y científico tiene algo que merezca imitar. PISA es una prueba que se aplica a Estados Unidos, Canadá, Japón, Finlandia, Alemania, China, y también a América Latina, en donde el mejor librado es Argentina (lugar 38), los demás estamos para llorar. ¿Es una coincidencia el pobre desempeño de los países en la cola de PISA con la ausencia conspicua de la ciencia en la vida nacional? Yo pienso que no. Creo que al igual que en la política, donde tenemos tantos políticos corruptos porque el pueblo cree que “el que no tranza no avanza”, y de tal pueblo, tal astilla, también en Ciencias los resultados son tan pobres porque estas disciplinas están tan alejadas del hogar promedio mexicano como la galaxia de Andrómeda.

Consulté con Lucía acerca de mejorar la educación científica, y me dio varias opciones:

  1. Acercar la ciencia a la gente, hacer divulgación de hechos y proyectos científicos. La prensa haría bien en dedicar un espacio en forma regular a esta difusión. Pláticas de especialistas, diplomados en las universidades sobre relatividad, ciencia atómica, investigación médica, etc.
  2. Los maestros juegan un papel fundamental para estimular o aniquilar el talento. Lucía me cuenta que tuvo dos excelentes profesores de Matemáticas en secundaria y prepa que la ayudaron a definir su camino. Habría que dar clases de especialización a los profesores para crear las condiciones en ellos que los hagan alentar en sus alumnos el amor por la ciencia.
  3. Crear una política nacional para que los profesores detecten y estimulen a los alumnos más capaces.
  4. Los hombres y las mujeres tienen en principio las mismas facultades para dedicarse a la ciencia, pero la educación y la sociedad orientan a la mujer a ocupaciones tradicionales. Debería estimularse el talento de las mujeres para la curiosidad y el trabajo científico.
  5. Es excesiva la especialización desde los 15 años. A esa edad no se tiene un panorama claro de las opciones que hay, ni se conoce a sí mismo lo suficiente. Por ejemplo, el dominio del lenguaje y de las matemáticas debería ser impartido en todas las prepas para todos los estudiantes, no nada más para ciencias e ingenierías.
  6. Usar el internet como fuente casi inagotable para investigar, aprender, cuestionarse y pensar.

¿Por qué estudié Ciencia? Mi respuesta es el librito El Universo y el Dr. Einstein, de Lincoln Barnett, publicado por el FCE. Me estimuló la descripción de la Teoría de la Relatividad, me entusiasmó conocer por el gusto de conocer. Nunca me arrepentí de esa decisión. Las matemáticas me ayudaron a ordenar mi cabeza y me sirven día con día en mi actividad profesional. Repaso con gusto un buen argumento, experimento placer intelectual y estético ante una demostración matemática elegante y ante la miríada de hechos que día con día aprendo. En primaria yo hacía el siguiente razonamiento: “Los rayos del sol calientan todo en la Tierra, y a medida que nos acercamos al Sol, nos calienta más. Por lo tanto, en la cima de las montañas debe hacer más calor que a nivel del mar.” Un asunto relacionado es ¿por qué hace más calor en verano que en invierno? Lo invito a meditar sus respuestas (yo estaba equivocado en primaria) y a enviármelas, compartiremos con los lectores; también puede opinar de la paradoja de Aquiles y la tortuga. A veces los alpinistas cavan cuevas en el hielo para pasar ahí la noche o para guarecerse de una tormenta. ¿Sabe usted por qué las hacen inclinadas hacia arriba y no hacia abajo? Quiero decir, se hacen de tal forma que para entrar a la cueva hay que subir, y no bajar. El poeta Aleksandr Pushkin aplicó a la Academia de Ciencias en Rusia pero no lo admitieron, ¿sabe usted por qué? La razón no fue que no era científico sino poeta (entonces no había una división tan tajante en las disciplinas humanas) sino porque había escrito un epigrama en donde se burlaba del presidente, Príncipe Dunduk, haciendo una burla bastante grosera de su homosexualidad. Tucídides opinaba que “no hay que confiar en los historiadores, ni cuando registran eventos en que ellos participaron[7]”, aunque él mismo escribió su Historia de las guerras del Peloponeso. Vemos que la ciencia, la historia y todas las disciplinas están llenas de sorpresas que causan satisfacción intelectual, estética, o práctica, o simplemente lo divierten a uno. La ciencia, el conocimiento y la invención son cosas por las que vale la pena vivir.

[1] Vladimir I. Arnold: Yesterday and Long Ago, Springer (Berlin) & PHASIS (Moscú), 2007.

[2] En 1962, muerto Stalin, otros científicos exhibieron a Lysenko y terminó su vida en el olvido y la vergüenza.

[3] En la URSS se obligaba a escribir dios con minúscula.

[4] http://www.centralmunicipal.mx/estado-de-mexico-alcaldes-que-ganan-mas-que-el-presidente/

[5] Para otros estados, consultar la liga http://www.ibo.org/es/programmes/find-an-ib-school/?SearchFields.Region=iba&SearchFields.Country=MX&SearchFields.Keywords=&SearchFields.Language=&SearchFields.BoardingFacilities=&SearchFields.SchoolGender=&page=6

[6] https://www.oecd.org/pisa/pisa-2015-results-in-focus-ESP.pdf

[7] V. I. Arnold, obra citada, pág. 141 y 152.


Comentarios

La educación científica en México — 1 comentario

  1. Me encanta!
    Y coincido en mucho,
    – El BI es la mejor opción para desarrollar habilidades intelectuales y dar oportunidad a definir la vocación del estudiante, pese a su corta edad e inmadurez.
    El CONACYT está apoyando mejor cada año a estudiantes de Posgrados.
    Y sí, hay qué compartir los conocimientos científicos!

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