Tiene sus aspectos buenos y sus malos. Empiezo con la buena noticia:

    1. Leer mucho significa dedicar más tiempo a ellos que a ver tv, lo cual siempre es adecuado para que no se reblandezca el cerebro.
    2. Adquieres una base de cultura más amplia.
    3. Terminas de aprender tu propio idioma, rebasas la frontera de las 100 palabras que conocen la mayoría de los egresados y empiezas a darte cuenta de que nunca terminas de aprender.
    4. Tu mente funciona mejor: aprendes a pensar más rápido y con más fundamentos, se te ocurren más soluciones a diferentes problemas, por analogía puedes aplicar muchos casos que leíste a tus circunstancias.
    5. Si progresas en tu trabajo, algún día alguien te preguntará, para evaluarte, si la energía eólica tiene futuro en este país; si dices “sí”, te preguntará por qué; si dices “no”, también.
    6. Si lees muchas novelas, conocerás a muchos personajes y aprenderás a ponerte a ti o a alguien que tú conoces en el papel de esa persona.
    7. Aprendes a evaluar mejor a las personas, habilidad que no tiene precio en toda la vida.
    8. Te das cuenta que en cualquier área es más lo que ignoras que lo que sabes, te volverás más más modesto, y más realista frente a los que te ignoran.
    9. Si visitas una nueva ciudad, ya conoces algo de ella, de sus edificios y su historia, y la disfrutarás más.
    10. El cerebro se parece a los músculos: mientras más lo usas, mejor funciona.
    11. Aprendes a distinguir el choro de los argumentos cuando alguien te platica algo que te parece raro.
    12. Aprendes datos y técnicas que te ayudarán en tu empleo. Si eres patrón, aprendes que hay personas de todos tipos y dispones de más elementos para tratar a unos y otros clientes.
    13. Aprendes a reconocer cuando la regaste. (No siempre, y casi nunca lo harás en público).
    14. Si lees libros de música (partituras), significa que estás tocando un instrumento, actividad que utiliza muchas partes de tu mente y tu corazón: la coordinación de los dedos, la expresión artística, la destreza de mano, muñeca, brazo y dedos, el entendimiento de la obra del autor, el oído, la vista, la memoria. Esta es una de las actividades intelectuales más completas.

La parte mala es más abundante:

    1. Hablas mucho en las fiestas y dejas de hacer conquistas.
    2. Aprendes demasiadas cosas y empiezas a cuestionar todo en la realidad, y terminas por cuestionar la realidad misma.
    3. Tu pareja abandona la cama porque se ha convertido en un lugar para el debate filosófico.
    4. Desaparece tu visión ingenua, infantil y optimista del mundo cuando lees y descubres que todo es terrible.
    5. Usas en tu perfil de fb palabras que nadie entiende, como “coyuntural”, “estrambótico” o “epistemológico”.
    6. Los libros inundan tu casa (o tu habitación) y ya no hay lugar ni para el cepillo de dientes de tu novia(o).
    7. Te empobreces y pierdes tu casa porque todo el dinero te lo gastas en libros.
    8. No puedes conseguir empleo porque eres demasiado cualificado y haces preguntas a los entrevistadores que no te pueden contestar; cuando se dan cuenta que a ellos les corresponde hacer las preguntas, rechazan tu solicitud.
    9. Pierdes tu empleo porque tu jefe se ha dado cuenta que sabes hacer las cosas mejor que él, y por lo tanto eres una amenaza.
    10. Te vuelves alcohólico porque nadie entiende tus referencias pesimistas nutridas en Tolstoi o en Proust.
    11. Cuando finalmente encuentras un(a) intelectual como pareja, terminas con ella porque resultó pacifista y no se pueden poner de acuerdo en qué fue peor: no darle el premio Nobel de literatura a Tolstoi ni a Proust; darle el premio Nobel de literatura a Churchill; darle el premio Nobel de la paz a Kissinger. (Tú sostienes que el peor de todos fue el de Juan Ramón Jiménez).
    12. En los chats de tu generación empiezas a escribir cosas que nadie entiende, y terminan por ignorarte.
    13. Te vuelves cínico y haces comentarios sarcásticos, aunque justificados, acerca de todo, y los demás piensan que nada más estás amargado.
    14. Después de darse cuenta que en las reuniones le fundes los fusibles a tu interlocutor, te empiezan a endosar a incautos que no te conocen para que platiquen contigo; no te das cuenta que esos incautos nunca regresan a platicar contigo, embebido como estás en tu propia sabiduría. Terminas sentado en un rincón, solo y bebiendo lo que sea.
    15. Se te olvida bañarte, cambiarte de ropa, cortarte el pelo, comer y dormir. Terminas como vagabundo en las calles o atacando molinos de viento.

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